El
tonalismo era entendido como una forma de posesión que supuestamente
realizaban los hombres, los dioses y los muertos, en diversos
seres entre los que predominan los animales. De acuerdo con el
investigador Alfredo López Austin, la identidad anímica (una especie
de alma) que realizaba dicha posesión era el Ihíyotl, misma que
se creía estaba albergada, antes de salir de su dueño, en el hígado.
No todos tenían la capacidad de realizar estas posesiones, sino
que era una cosa de hechiceros o de personajes muy relevantes.
Tezcatlipoca es el dios que, por excelencia, se transforma en
un mayor número de animales (como el pavo y el jaguar), en cosas
o en seres fantasmales. Este concepto se encontraba también difundido
entre los mayas.
La noción de tonalismo, se relaciona con la entidad anímica que
se creía estaba alojada en la cabeza: el tonalli. Este concepto
nos remite a que una persona podía establecer un vínculo con un
animal, "que vivía en el monte", desde los primeros días de su
vida. Esta relación sería permanente y era sencilla de establecer.
Al respecto, cabe destacar que en el calendario ritual nahua,
conocido como tonalpohualli, de veinte signos o glifos, diez de
ellos corresponden a animales (águila, cocodrilo, conejo, jaguar,
lagartija, mono, perro, serpiente, venado y zopilote). Nacer o
recibir el baño ritual en un día con el signo de un animal implicaba
una influencia para toda la vida. Por ejemplo, el que nacía en
un día conejo tendría predisposición a ser borracho, mientras
que el que lo hacía en un día venado sería tímido o cobarde.
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