PATRIMONIO CULTURAL EN MICHOACÁN. CELEBRACIÓN DE DÍA DE MUERTOS
America Pedraza
Al estado de Michoacán lo favorecen para el turismo su geografía y su paisaje, que le confieren un conjunto de valores distintivos y un sello particular reconocidos internacionalmente.
En el territorio michoacano el trabajo de muchas generaciones ha conformado un conjunto de expresiones con gran sentido de identidad y arraigo. De ellas destacan las que giran alrededor de la muerte.
La celebración del Día de Muertos convoca a una multitud de visitantes que proceden de diversos lugares, y cuyo número se ha incrementado desde la primera mitad del siglo pasado. A través de la Coordinación de Patrimonio Cultural, Desarrollo y Turismo del Conaculta, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Dirección General de Culturas Populares y la Coordinación de Asuntos Internacionales del Conaculta, se hizo una propuesta de trabajo específica para fortalecer esta tradición. El resultado fue el trabajo colectivo con autoridades del gobierno del estado de Michoacán, y un proyecto que se expondrá más adelante.
LA MUERTE. RITO CULTURAL EN MICHOACÁN
La celebración del Día de Muertos (todos los santos y la noche de muertos) en las comunidades de la región del lago de Pátzcuaro pervive como un patrimonio colectivo y ha propiciado el incremento del turismo regional, nacional y extranjero, que visita la región y comparte el tiempo ritual y sagrado de las comunidades purépechas. Sin embargo, Michoacán tiene un patrimonio natural y cultural mucho más rico y variado que es necesario valorar en su justa dimensión y reconocer de manera integral.
Desde épocas ancestrales las comunidades purépechas de Michoacán realizan ceremonias de velación por sus muertos, y aunque en la actualidad se observan diversas variantes de una comunidad a otra, los ritos se han mantenido en lo fundamental.
Esta tradición se conserva principalmente viva en Pátzcuaro y Janitzio, pero se realiza en toda la zona lacustre (que abarca una veintena de poblados indígenas) y en parte de la Meseta Purépecha.
Esta celebración conserva muchas de las características del ritual funerario practicado desde los antepasados prehispánicos. Se cree que la ceremonia de culto a los muertos surgió hace casi cinco siglos, pero que, de manera paradójica, en el fondo se trata de una festividad a la vida.
La velación y la colocación de altares, así como las ofrendas en casas y panteones, son resultado de un complejo tejido que reúne varias tradiciones culturales: por un lado, las de origen prehispánico; por otro, las españolas-cristianas que llegaron durante la Conquista, además de las propias de otros grupos provenientes de África, Asia y Europa que migraron a México durante la Colonia y en épocas posteriores.
Patrimonio de la Humanidad
La festividad indígena del Día de Muertos ha sido proclamada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Tal reconocimiento es otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Esta festividad representa uno de los ejemplos más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, así como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor plenitud de los grupos indígenas que actualmente habitan en nuestro país.
Las festividades indígenas en torno a los muertos tienen lugar en un grupo de territorios localizados en la región centro-sur de México, donde son comparadas con poblaciones no indígenas que habitan de manera conjunta los mismos espacios.
Desde la llegada de la cultura europea en el siglo XVI, en el marco de la gran variedad de culturas indígenas particulares, se produce un permanente proceso de mestizaje cultural en los pueblos autóctonos traducido en nuevas formas de diversidad cultural, que hoy forman parte del patrimonio intangible de México y del mundo.
Diversos estudios históricos y antropológicos han permitido constatar que las celebraciones dedicadas a los muertos no sólo comparten una antigua práctica ceremonial donde conviven la tradición católica y la prehispánica sino también manifestaciones que se sustentan en la pluralidad étnica y cultural del país.
Las representaciones en torno a los muertos han dado lugar a una arquitectura simbólica y ritual que se expresa en una infinidad de obras plásticas, objetos artesanales y muestras del arte efímero que se produce en las distintas regiones del país. La riqueza cultural de estas celebraciones reposa en las creaciones artísticas que músicos, pintores y poetas mexicanos han generado en los últimos siglos, aportando al mundo una obra de singular valor, como la que se encuentra contenida en la producción artística de José Guadalupe Posada, en la literatura de Octavio Paz y en la poesía de José Gorostiza, por mencionar algunos ejemplos.
El conjunto de prácticas y tradiciones que prevalecen en torno a las celebraciones dedicadas a los muertos, tanto en las ciudades como en un gran número de poblaciones rurales, constituye hoy una de las costumbres más vigorosas y dinámicas de México, que inclusive se reproduce entre la población mexicana que reside en los Estados Unidos.
CONSIDERACIONES PARA UN PROYECTO DE TRABAJO
Antecedentes
El turismo en el siglo XXI debe proponer al público actividades con objetivos educativos, sociales y culturales que fomenten el respeto y el desarrollo del patrimonio, de las comunidades anfitrionas y del propio visitante.
El turismo de masas ha sido causante del deterioro ambiental de muchas regiones y de la desaparición de formas tradicionales de pensamiento, creación y expresión.
En la cuenca del lago de Pátzcuaro la festividad de muertos atrae cada vez más visitantes gracias a su reputación como ritual único y a los decididos esfuerzos de promoción de las autoridades. Sin embargo, esto mismo ha generado efectos diferentes a los esperados. La zona presenta hoy diversos problemas.
• Saturación de espacios públicos.
• Decreciente valoración de la festividad y su significado.
• Conducta inapropiada de los visitantes.
• Sentimiento de invasión y resentimiento de la población.
• Comercio informal y venta de bebidas alcohólicas.
• Contaminación.
• Servicio de alojamiento y alimentación insuficiente.
• Oferta de actividades insuficientes para la demanda.
Si no se reorienta y conduce debidamente la tradición, corre peligro de desaparecer o de convertirse en una celebración de masas, comercial, carente de sentido original.
Diagnóstico
El impacto de visitantes en las celebraciones comunitarias es de tres tipos:
• Físico-espacial. Saturación de espacios públicos (hacinamiento), contaminación por desechos, daño físico a monumentos y espacios públicos, estrés ambiental.
• Psico-socio-cultural. Sentimiento de invasión del espacio personal y comunitario, hostilidad, impotencia, indefensión, reducción del espacio simbólico a la esfera privada.
• Económico. Las comunidades sólo participan marginalmente de los beneficios económicos. Las verdaderas utilidades no impactan de ninguna manera en los procesos de desarrollo de la zona.
En este momento, se puede decir que la operación turística de la festividad arroja saldos negativos en los tres aspectos, ya que los beneficios, altamente concentrados en algunos actores, no rebasan los costos de manera significativa. Una operación de este tipo debe corregirse antes de poner en peligro la supervivencia en cuanto a su atractivo turístico.
El indicador más perceptible de los problemas se manifiesta en la falta de respeto que los visitantes tienen ante el espacio ritual de las comunidades. Esto ha provocado que se comience a reducir el tiempo de la ceremonia (horario de llegada a los cementerios por parte de los deudos) por lo que la ocupación del espacio simbólico también se reduce.
Al retroceder, el espacio simbólico es ocupado por actividades recreativas de consumo y disminuye el atractivo en originalidad y calidad, asemejándolo a otro tipo de celebraciones populares. En el competitivo mercado del turismo cultural, ello representa un riesgo importante, ya que la aparición de otras actividades tiene que ver más con la insuficiencia de la oferta actual.
Para mejorar los atractivos originales de la festividad, Conaculta propuso poner en marcha un proyecto piloto de manejo del espacio simbólico local durante la festividad del Día de Muertos. Dicho plan considera los siguientes objetivos:
Objetivos generales. Promover la calidad y autenticidad del espacio simbólico existente en una comunidad seleccionada; ampliar dicho espacio a comunidades complementarias para atender al creciente número de visitantes.
Objetivos específicos. Preparar a la comunidad para que asuma el control efectivo y permanente de la festividad en su conjunto, lo cual incluye:
• Definir los aspectos rituales de la festividad.
• Participar en la actividad económica paralela.
• Formalizar la participación comunitaria en la actividad económica.
• Establecer y poner a prueba un sistema de control de afluencia.
• Elaborar y llevar a la práctica un reglamento de comportamiento.
• Establecer un mecanismo de interpretación del patrimonio, que incluya acciones de sensibilización, información y concientización de los visitantes.
• Establecer un mecanismo de apoyo, participación y compromiso del visitante para festividades futuras.
• Ofrecer al gran público masivo espacios de recreación vinculados al tema de la festividad en comunidades con gran capacidad de acogida, lo que incluye, entre otros elementos de turismo cultural, los siguientes:
• Escenificaciones de teatro y danza popular.
• Exposiciones temáticas.
• Concursos.
• Mercados artesanales y de alimentos.
Justificación
El proyecto permitirá estudiar la posible solución a los problemas de saturación de visitantes, evaluar la pertinencia de las medidas y establecer un precedente para el desarrollo de planes de manejo en otras comunidades.
Es de vital importancia poner a prueba las recomendaciones de los especialistas en este terreno para contar con elementos objetivos de decisión en el futuro y avanzar así en la solución de un problema que en varias ocasiones ha rebasado todas las previsiones, y que puede salirse de control en el corto plazo.
El proyecto permitirá, además, establecer redes de comunicación y colaboración directa entre las diferentes instancias de gobierno, la sociedad civil y los actores económicos de la industria del turismo que intervienen en la festividad.
Estrategias
Reglamentación. Se propone la elaboración, por parte de la comunidad, de un reglamento de conducta para los visitantes, operadores turísticos, guías y comerciantes, que especifique las normas de comportamiento y las sanciones por incumplimiento. Se propone también la elaboración de un reglamento operativo de afluencia, ingresos, asignación de espacios comerciales y otros procedimientos organizativos para utilizarse de manera permanente.
Apoyo material. Se propone el acondicionamiento de espacios de acceso, estacionamiento, reunión y circulación de personas, descanso, información y sensibilización, comercio, alimentación, aseo personal y recolección de desechos bajo parámetros de alta calidad y permanencia.
Capacitación. Se propone la convocatoria de actores de la comunidad y guías de turistas para formar grupos de acogida durante la festividad. Se les proporcionará sensibilización y entrenamiento en prácticas de hospitalidad, primeros auxilios, orientación, interpretación del patrimonio y vigilancia.
Difusión. Se propone sensibilizar al público para fomentar nuevas conductas durante la festividad evitando la aglomeración. Debe hablarse de las normas de conducta adoptadas por las comunidades, del significado profundo de la festividad y de lo que se espera de un turista responsable.
El control del espacio simbólico por parte de las comunidades es la mejor herramienta para poner en valor al patrimonio y evitar su abandono.
La desconcentración de personas se logra a través de la oferta de actividades vinculadas al tema, pero con un enfoque recreativo y lúdico, en espacios apropiados para grupos masivos.
Operación
1. Se llevará a cabo sólo en una comunidad seleccionada en donde aún no se manifiesten grandes conflictos. Puede ser cercana a Pátzcuaro o a Morelia.
2. La comunidad deberá solicitar voluntariamente la participación del equipo externo.
3. El equipo externo estará formado por especialistas del Conaculta y del gobierno estatal, designados para el proyecto en régimen de tiempo completo durante tres meses (septiembre, octubre y noviembre).
4. Se formará un consejo local de organización de la festividad. Para ello se convocará a las autoridades tradicionales de las localidades para realizar velaciones en el cementerio local durante la festividad, y a otros actores locales implicados en el tema para elaborar un diagnóstico, presentar el proyecto y obtener la validación comunitaria.
5. El equipo externo llevará a cabo tareas de organización, sensibilización, capacitación, orientación y cabildeo a favor del consejo local que cristalicen en:
a) Obras de acondicionamiento para recibir visitantes.
b) Reglamentos de comportamiento y uso de espacios públicos.
c) Brigadas de voluntarios capacitados en diferentes aspectos.
d) Material informativo y de sensibilización previo, simultáneo y posterior a la festividad.
6. Se documentará el desarrollo de la experiencia en sus aspectos físico-espacial, económico y psico-social-cultural.
7. Se evaluará la experiencia con los diferentes actores comunitarios.
8. Se elaborará un documento de recomendaciones para el manejo de otros espacios en el futuro dedicado a los niveles de gobierno local, municipal y estatal.
EPÍLOGO
El proyecto aquí expuesto es, como ya se dijo, fruto del esfuerzo de muchas instancias y personas. Estamos trabajando para que en un futuro próximo se pueda retomar (y en su caso ajustar y mejorar) este piloto, diseñado originalmente para ser aplicado durante la festividad del Día de Muertos del año 2005.
América Pedraza es maestra en Estudios Étnicos por El Colegio de Michoacán.
|