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Algunos de los platillos típicamente durangueños son el caldillo de carne fresca o seca con chile pasado y tornachiles, los patoles (frijoles blancos guisados con chorizo), El lomo relleno de cerdo sazonado con vino blanco y condimentado a veces con miel de maguey, los chicharrones de vieja (carnitas de chivo), las enchiladas de cacahuate y de leche, el pipián rojo (chile, semillas de calabaza y maíz), la barbacoa de olla, las “panochas” (tortillas de harina), las cajetas, las jaleas de membrillo y de perón, los atoles, el camote y la calabaza con miel de piloncillo; las palanquetas de nuez, las empanadas de chilacayote, el pan de pulque, las semitas de anís, los rollos de camote, el camote con coco, las gorditas de cuajada (frutas de horno), los buñuelos, el arroz con leche, el rollo de dátil y nuez, y como bebida espirituosa el mezcal. |
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Hay una gran tradición familiar en la preparación de conservas dulces, como los orejones de manzana y membrillo, las “cajetas” y jaleas de membrillo y perón, los coradillos, la conserva de higo y los duraznos secados al sol. Abundan los buenos restaurantes: entre otros se encuentran: para disfrutar las “gorditas”, Gorditas Gabino, lugar popular y económico (Constitución 100A Nte.); para deleitar gran variedad de tortas puede acudir a la Cremería Wallander (Independencia 128 Nte.); un local sencillo y bohemio que ofrece desayunos y antojitos es el Restaurante La Gloria (Martínez 315 Sur); y uno de los restaurantes elegantes de comida duranguense es la Fonda de La Tía Chona (Nogal 110). Le sugerimos pedir mayor información en los módulos de la Secretaría de Turismo que se encuentran en los principales centros de la zona. |
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