En
este periodo, se presentaron estrenos de compositores mexicanos,
nuevas producciones y reposiciones de obras que forman parte
del repertorio tradicional de la Compañía. De
esta manera, se llevó a cabo el estreno mundial de
la ópera Alicia del compositor mexicano Federico
Ibarra, y se repusieron piezas de repertorio, como Madama
Butterfly y La Bohéme, de Puccini; L'elisir
d'amore, de Donizetti y La Cenerentola, de Rossini.
Entre
los cantantes que encabezaron los repartos, se contó
con la presencia de la soprano japonesa Yoko Watanabe, en
Madama Butterfly, de Puccini; del tenor español
Plácido Domingo, en Samson et Dalila, de Saint-Saëns;
y de los tenores mexicanos Francisco Araiza, Fernando de la
Mora y Ramón Vargas, en distintos montajes, por mencionar
algunos ejemplos.
Una
de las producciones más importantes para la temporada
1996, fue Tristan und Isolde, de Wagner considerada
uno de los montajes más difíciles dentro de
la ópera, resuelto por Sergio Vela. Para esta ocasión,
el director concertador fue Guido Maria Guida, quien participó
también en otros montajes durante las diversas temporadas
desarrolladas entre 1995 y el año 2000.
Se
presentaron obras como La mulata de Córdoba,
de José Pablo Moncayo; La vida breve, de Manuel
de Falla; la zarzuela Luisa Fernanda, de Federico Moreno
Torroba; y el estreno en México de Florencia en
el Amazonas, de Daniel Catán, en versión
para concierto.
También
se realizaron coproducciones con teatros extranjeros, entre
ellas Un ballo in maschera, de Verdi con el Teatro
Principal de Palma de Mallorca; el Festival de Ópera
de Oviedo; la Asociación de Amigos de la Ópera
de Coruña y el Palacio del Festival de Cantabria, y
Samson et Dalila, de Saint-Saëns, con el Teatro
Colón de Buenos Aires.
Además
de la calidad de los repertorios y la diversidad de sus intérpretes,
la Compañía contó con la participación
de escenógrafos, directores de escena y realizadores
de vestuario de primer nivel.
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