Por
su tradición y arraigo entre la sociedad mexicana,
y por el alcance y cobertura de sus bienes y servicios, el
Instituto Nacional de Bellas Artes se consolidó, durante
este periodo, como una instancia fundamental de la política
cultural desarrollada por el Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes.
En
los últimos seis años, el inba profundizó
su papel como promotor y difusor de las manifestaciones artísticas
en sus más distintas disciplinas, apegado siempre a
un respeto a la libertad de creación y a una exigencia
cada vez mayor de calidad y excelencia. En función
de su marco legal y de manera coordinada con diversos organismos
del conaculta, llevó a cabo importantes tareas de preservación
y conservación del patrimonio cultural del país;
con la participación de alumnos, profesores y trabajadores,
impulsó una reordenación de la educación
artística en todos sus niveles, mediante la renovación
de planes y programas de estudio.
De
igual forma, realizó tareas de intervención,
a fin de mejorar la infraestructura y servicios de los numerosos
museos, escuelas y edificios destinados al cumplimiento de
sus objetivos, y propició, en el marco de la política
de cooperación internacional, la presencia de destacados
grupos, solistas, exposiciones y artistas en todos los campos
de las artes.
Política
general de museos
Además
de alentar una política de exposiciones que diera cabida
a la riqueza plástica del país, al tiempo de
difundir la obra de creadores de otras naciones, los museos
del inba, con base en la vocación que los distingue,
cumplieron una labor fundamental en la conservación
y divulgación del patrimonio que custodian; asimismo,
enriquecieron sus colecciones a través de adquisiciones
y donaciones; mejoraron su infraestructura; fomentaron actividades
culturales y de investigación, y propiciaron una mayor
participación de la
sociedad civil en sus tareas a través de patronatos
y sociedades de amigos.
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