Ofrendas
para los dioses: el copal en el Templo Mayor
El
Museo del Templo Mayor llevó a cabo una muestra trimestral resultado
de las investigaciones que actualmente se realizan sobre este material
arqueológico. El copal, una resina obtenida del árbol del género
Bursera sp., fue ampliamente utilizado por los mexicas en los más
diversos ritos, principalmente de dos maneras. Por un lado, era
quemado en braseros y en sahumadores; a través del humo blanco de
aroma tan característico, se establecía una comunicación con el
ámbito divino.
Esta
resina no sólo era quemada, sino que se también era moldeada y modelada
para conformar diversos objetos. En esta exhibición se muestran
las piezas de copal más representativas de la colección procedente
de las ofrendas del Templo Mayor, los braseros cerámicos en los
que se quemaba la resina, así como algunos de los datos más recientes
obtenidos a través de los trabajos interdisciplinarios realizados
por la investigadora Naoli Victoria Lona.
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¿Cómo
se obtenía el copal?
La extracción del copal varía según el tipo de producto que se desee
obtener, por ejemplo, el actualmente llamado copal de goma, conocido
como sucio en época prehispánica, es recolectado de la superficie
del tronco del árbol, como se muestra en la ilustración del arquitecto
Julio Romero. Por otro ado, el copal blanco o santo, es extraído
de forma muy similar a la del hule y el chicle, que también son
resinas: mediante cortes en diagonal a lo largo del tronco del árbol,
de tal manera que cae por gravedad, acumulándose en una penca de
maguey después de la última incisión. La resina, al estar fresca,
adopta la forma de su recipiente, obteniendo así las barras de copal.
Actualmente estas barras son similares a las de la época prehispánica,
por lo que se asume que la forma de extraerlo, no ha cambiado desde
tiempos del imperio mexica.
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¿Para
qué se usaba el copal?
Francisco
Hernández en su "Historia Natural de Nueva España", reporta que
el humo de esta goma, así como el de la madera misma del árbol era
empleado para quitar el dolor de cabeza y, en términos generales,
aliviaba todas las enfermedades originadas por el frío y humedad.
Fray Bernardino de Sahagún nos informa que entre los mexicas, el
humo también curaba las enfermedades y tumorcillos originados por
amores ilícitos. Muchos niños traían bolsitas de algodón flojo con
una bolita de copal dentro, para prevenir y curar enfermedades.
También los lapidarios lo empleaban como base de pegamento en la
elaboración de algunas de sus obras de mosaico. Además, el copal
tenia un importante uso ritual. Por ejemplo, durante la fiesta que
se realizaba en la veintena de Izcalli, la gente importante llevaba
una taleguilla (bolsita) de papel con copal dentro. Una de ellas
era colocada en la mano del señor electo, quizá como signo de que
ahora él era el sahumador principal. El humo desprendido del copal
al quemarlo es de color blanco. Estas volutas eran consideradas
divinas y se llamaban Iztac teteo, es decir, dioses blancos, que
de acuerdo con Martínez Cortés, servían de comunicación entre el
hombre y sus dioses.
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El
copal en las ofrendas del Templo Mayor
Los mexicas, en honor a sus dioses, enterraban ofrendas compuestas
por los más diversos elementos. Esto se hacía con el objetivo de
establecer una comunicación con ellos, ya sea para agradecerles
o pedirles sus dones. Uno de los materiales con mayor presencia
en las ofrendas del Tempo Mayor de Tenochtitlan es el copal, ya
sea a granel o trabajado, es decir, además de ser quemado para comunicarse
mediante el humo y el aroma desprendido, era dispuesto en las ofrendas
en trozos y modelado como plastilina para crear objetos. El copal
enterrado, está relacionado con Tláloc el dios de la lluvia, de
la fertilidad, y el quemado, está asociado a ese lazo entre los
dioses y el hombre, ya sea para comunicar, venerar o purificar.
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La
investigación del copal en el Templo Mayor
En el Proyecto Templo Mayor la investigación de los materiales recuperados
de las ofrendas es permanente. Actualmente se realiza un análisis
detallado del copal, el cual es conducido por la arqueóloga Naoli
Victoria Lona. La colección de estudio cuenta con 280 elementos
de copal aproximadamente; figurillas, esferas, barras, cilindros,
bases de cuchillo, fragmentos. Para su análisis han sido aplicadas
sofisticadas técnicas procedentes de otras disciplinas, como por
ejemplo, la tomografía helicoidal computada. Otro aspecto relevante
de la investigación, ha sido la experimentación con el copal moderno,
ya que ha sido fundamental para entender el comportamiento de la
resina y así acercarnos a la manera en que pudieron haber sido hechos
los diferentes objetos, considerando que no se cuenta con un documento
que lo ilustre. La investigación sigue en desarrollo, por lo que
en un futuro se complementará la información hasta hoy obtenida,
con la aplicación de nuevas técnicas y la colaboración de especialistas
de otras disciplinas científicas.
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