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En la descripción del Arzobispado de México hecha en 1570, se mencionan tres reales de minas: Real de Minas de Tetelcingo, Real de Cantarranas y Real de Tenango. Al parecer, el Real de Tetelcingo creció hasta absorber a los otros dos, con lo cual acabo por llamarse Taxco. Por casi doscientos años Taxco estuvo olvidado hasta que en el siglo XVIII la ciudad alcanzó su desarrollo gracias a que José de la Borda descubrió un importante yacimiento de plata que explotó y del cual hizo gran fortuna. La construcción de la Iglesia de Santa Prisca fue pagada por Don José de la Borda en agradecimiento a Dios por la fabulosa riqueza acumulada con las minas, acuñando el que fuera el lema de su casa: "Dios da a Borda, Borda da a Dios". |
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Dos siglos más tarde en 1929, el arquitecto norteamericano William Spratling formó el primer taller de joyería en plata de Taxco, impulsando una industria que con el tiempo y gracias a la escuela que dejó, la ciudad se convirtió en la "Capital Mundial de la Plata". El 19 de marzo de 1990 Taxco es decretado Zona de Monumentos Históricos, la declaratoria se fundamentó en las notables cualidades arquitectónicas, urbanísticas y de paisaje, así como en su relación con los diversos sucesos y personajes de la historia nacional. |
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