Posee Baja California Sur un vasto patrimonio cultural inmaterial
Comunicado No. 27/2011
06 de enero de 2011
***Existen en el Estado fiestas patronales, gastronomía, música y artesanías que se practican desde tiempos de la Colonia
***En los dos últimos años se inscribieron cinco tradiciones mexicanas en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO
Entre 2008 y 2009, México logró inscribir cinco tradiciones en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), se trata de la cocina tradicional mexicana, la danza de Parachicos de Chiapa de Corzo, Chiapas, la pirekua, canciones y música purépecha de Michoacán, las capillas familiares y tradiciones vivas de los pueblos otomí chichimecas de Tolimán, en Querétaro, y la ceremonia ritual de los Voladores de Papantla, Veracruz.
Estas tradiciones son sólo una mínima parte de las prácticas artesanales, religiosas, artísticas y gastronómicas con las que cuenta nuestro país y que deben ser protegidas porque, como toda manifestación cultural, están en riesgo de perderse y desaparecer.
De acuerdo con la UNESCO, se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.
El estado de Baja California Sur, a pesar de su aparente distancia del resto del país, resguarda no sólo una de las más grandes reservas de flora y fauna (marítima y terrestre del mundo) sino que también conserva muchas tradiciones, artesanales, religiosas y gastronómicas que deben ser protegidas.
A continuación mencionamos las 16 manifestaciones culturales de Baja California Sur que están consignados en el Inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial, del Sistema de Información Cultural del Conaculta, el cual contempla desde lenguas, literatura, poesía, música, artesanías, danzas y fiestas tradicionales, hasta medicina tradicional; juegos y juguetes populares; indumentaria y gastronomía, entre otras.
La música de los grupos norteños de las comunidades serranas en el Municipio de Mulegé, se desarrolla en las rancherías de la sierra de San Francisco: Las Calabazas, Guadalupe, Santa Martha, San Francisco.
La Sierra de San Francisco ha sido catalogada como zona de patrimonio mundial por la UNESCO, y forma parte de la Reserva de la Biosfera del Desierto del Vizcaíno.
La práctica musical es recurrente en las festividades y conmemoraciones de los ranchos que fueron fundados en lo alto de la sierra por vaqueros, soldados y ayudantes de las misiones. De ahí, que la esencia musical provenga de las herencias intangibles de la colonia. En la actualidad es posible reconocer a algunos rancheros que se reúnen en grupos musicales de tres o cuatro miembros para entonar melodías tradicionales del siglo XVIII, XIX y principios del XX. Esta música sirve de acompañamiento para bailes en los corredores de los ranchos, bodas y 15 años.
Los instrumentos principales son la guitarra, que es utilizada como elemento central, el contrabajo o tololoche, es la base armónica de las notas graves; la redova, mantiene la rítmica y métrica de los temas, y el acordeón o “cochi”, en que se basa el guión melódico o la tonada y armonía de las canciones. En algunos casos se utiliza el bajo sexto, instrumento de 12 cuerdas llamado así por su capacidad de tonalidades graves. La base rítmica es la polca, redova, chotis, ranchero o campirano.
Los riesgos que enfrenta esta música serrana son la modernización y urbanización, así como la depresión económica de la zona y la migración a otras regiones culturales.
Las Tlacuachadas (carreras de caballos) en El Arroyo de Los San Juanes, de La Paz, se realiza principalmente en el pueblo del Real de San Antonio y los ranchos ganaderos de su entorno. Las actividades ganaderas en esta población dieron lugar a que se constituyera la tradición de ocupar el arroyo de Los San Juanes del Real de San Antonio, cada 13 de junio, día del Santo Patrono de la localidad.
En un principio, estos hombres de a caballo, que también son conocidos con el nombre de “rancheros”, viajaban de las serranías para realizar diferentes suertes a caballo que son conocidas hasta la actualidad con el nombre de “tlacuachadas” y que consisten básicamente en carreras de caballos.
En la actualidad, el espacio todavía se convierte en un lugar de relativo esparcimiento, aunque ha comenzado a perder sus características principales de encuentro de los rancheros. Esta manifestación cultural se ha ido perdiendo con la llegada de apostadores, dueños de caballos más aptos para las carreras que ha convertido la tradición en un juego de apuestas.
Fiestas tradicionales
Las fiestas tradicionales y patronales en el estado son la de San Francisco Javier del poblado San Francisco Javier, Municipio de Loreto, que tiene su origen en el periodo misional, en el siglo XVIII y conserva elementos como cánticos religiosos, verbenas populares, venta de productos típicos como el vino, aceitunas, quesos y dulces regionales, así como cabalgatas y peregrinaciones de ranchos y pueblos, que mostraban una clara herencia del periodo misional.
No obstante en los últimos años, la festividad se ha ido transformando en una feria, en un evento genérico, con puestos de comida y mercancías en su mayoría traídas del interior del país que no guardan ninguna relación con el poblado de San Javier ni con su festividad.
También destacan las fiestas tradicionales del Santo Patrono de San Blas, en San Blas, municipio de La Paz, donde existe una pequeña iglesia aislada cuyo antecedente histórico más inmediato es el de haber sido una zona de visita de la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz.
Las Fiestas tradicionales del Santo Patrono de San Blas se llevan a cabo cada año en febrero y son la oportunidad para un intercambio cultural entre diferentes ranchos de la región montañosa de la sierra central del sur de la península. Durante tres días se realizan bailes rurales, se confirma y bautiza a los niños dando oportunidad para vincular lazos afectivos de una sociedad todavía unida a los ciclos de la naturaleza, pues en gran medida depende todavía de los períodos de lluvia que se inician en julio. Esta fiesta, es oportunidad para el relajamiento antes del inicio del período más agudo de la sequía que cada año azota la región.
En la actualidad la fiesta de San Blas muestra un amplio repertorio de la música popular formada por conjuntos locales denominados “La Cochi”, el cual consta principalmente de guitarra, acordeón y contrabajo (tololoche). Generalmente esta música evoca diferentes historias perpetuadas en corridos y la añoranza nostálgica de la vida rural.
La fiesta de San Blas está agregada una serie de elementos culturales que tradicionalmente le fueron ajenos como, por ejemplo, el uso de instrumentos musicales eléctricos que introducen nuevas melodías y textos ajenos a la cotidianidad de esa área cultural. Así se pueden escuchar ahora algunos narcocorridos o melodías propiamente de la sociedad urbana. La introducción de estos elementos transforma también el baile tradicional de parejas en esas comunidades.
También se están perdiendo los cánticos religiosos: “Los gozos de San Francisco Javier” y “Las doce palabras torneadas”, tradiciones del poblado de San Francisco Javier, municipio de Loreto. Estos son cánticos religiosos cuya procedencia puede situarse cuando menos en el siglo XIX, pero es muy probable que provengan del periodo misional del siglo XVIII. Fuera de la liturgia, ya son pocas personas de la tercera edad que recuerdan estos cánticos.
Gastronomía
Entre las prácticas gastronómicas de Baja California Sur podemos mencionar el cultivo, aprovechamiento y autoconsumo del dátil regional, que se desarrolla principalmente los oasis de San Ignacio de Loyola, Mulegé pueblo, San José de Comondú, San Isidro y La Purísima. La elaboración de aceitunas sajadas y machacadas y aceite de oliva en San Francisco Javier, municipio de Loreto.
Otra tradición local es la elaboración de chorizo de abulón en la región Pacífico Norte, en poblados como Punta Abreojos, La Asunción, La Bocana, Bahía Tortugas, San Hipólito e Isla Natividad. Desgraciadamente esta práctica culinaria se encuentra en riesgo pues sólo las mujeres mayores y ancianas la siguen practicando en sus casas.
También destacan la recolección, elaboración de dulce y jalea de pitahaya, que se practica en El Triunfo, San Antonio, San Bartolo, Todos Santos, en el municipio de La Paz; Miraflores y Santiago en el municipio de Los Cabos, así como en las sierras de La Giganta, Guadalupe y San Francisco. La elaboración de vino de uva, de pasa y de granada, que se realiza en San José y San Miguel de Comondú, municipio de Comondú.
Las receta de la almejas tatemadas que se practica en Loreto es un verdadero manjar elaborado con la especie conocida popularmente como “chocolata”. Su preparación es de origen prehispánico, y se hace poniendo una cama de grava sobre la arena, donde las almejas son encajadas boca abajo; acto seguido sobre las almejas se coloca chamizo y se enciende una fogata en dirección contraria al viento, para favorecer una cocción lenta. Sobre la misma grava se caliente tortillas de harina. Una vez cocinadas las almejas se desentierran, se abren, se prepara en tacos y se acompaña con una salsa elaborada con mayonesa, aceite, mostaza, vinagre, sal y pimienta.
Está también la elaboración de caldo de hueso seco con bayas silvestres y ensalada de huevo con fruto de biznaga de las rancherías Ojo de Agua y San Martín del municipio de Comondú.
La elaboración de dulce de panocha de gajo y de norote, elaboración de dulce rendido y conservas, de San Francisco Javier, San José y San Miguel de Comondú. Se trata de la elaboración de dulces y conservas, que permitían guardarlos, transpórtalos y consumirlos, aun meses después de su cosecha. Esta práctica, introducida por los jesuitas, se convirtió en práctica común en ranchos y pueblos, pues estos dulces, además de proveer un alto contenido energético por el azúcar, llegaron a constituir una moneda para el intercambio de mercancías de un rancho a otro. Por lo general estos productos son elaborados por las mujeres de los ranchos y pueblos, con frutos como higos, guayaba, papaya, mango y cítricos como la naranja, limón, limón real y toronja.
El consumo de carne de caguama se practica en Loreto, pueblos y comunidades costeras del centro y norte del estado de Baja California Sur, aunque, por decreto presidencial, esté prohibido. En este sentido, el consumo de caguama como una costumbre, una tradición y parte de un elemento cultural e identitario se ha convertido en una situación compleja en la que intervienen visiones conservacionistas, normativas y jurídicas. Las comunidades que tradicionalmente han consumido la caguama difícilmente dejarán de hacerlo, porque no conciben esta práctica como un negocio.
Artesanías
Las artesanías que existen en el estado son los trabajos de talabartería, monturas, fundas de cuchillos, cueras y polainas, de San Francisco Javier, municipio de Loreto, así como los trabajos de cestería y objetos de uso cotidiano elaborados de palma, en el poblado de El Triunfo, municipio de La Paz.