La Orquesta Escuela Carlos Chávez y Horacio Franco armaron una Fiesta cervantina con danzones, un paso doble, zarzuela y algo de ópera

  • Música
Comunicado No. 56/2024
24 de octubre de 2024

 

  • Mas de mil quinientas personas asistieron al concierto que se llevó a cabo la noche del miércoles, en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas

 

Primera llamada, un viento gélido apareció en la noche del miércoles 22 de octubre en el 52° Festival Internacional Cervantino. Segunda llamada, más de 100 instrumentistas de la Orquesta Escuela Carlos Chávez (OECCh) se dieron cita en el escenario de la explanada de la Alhóndiga de Granaditas y se adueñaron de él. Tercera llamada, el sonido agudo y grave de sus instrumentos rompieron el ambiente nocturno para transitar de un estado de congelamiento a la calidez de una Fiesta cervantina que encantó, magnetizó y cautivó el oído de 1,571 asistentes.

El director musical Roberto Rentería Yrene condujo el ecléctico programa que inició con los acordes de una obertura operística entrañable y muy fácil de reconocer, como es Guillermo Tell, compuesta por Gioachino Rossini y estrenada en 1829, la cual extendió el espíritu libertario del héroe suizo del siglo XIII.

Después de este momento épico en el que brillaron los cornos, trompetas, trombones y tubas, la figura del flautista Horacio Franco apareció sobre el escenario para ofrecer momentos virtuosos con la interpretación del Concierto para flauta y orquesta Llorona, de Samuel Murillo, inspirada en canciones del folclor nacional como La bruja y La llorona.

El Intermedio de La boda de Luis Alonso, de Jerónimo Jiménez, fue la tercera obra que la OECCh interpretó en su Fiesta cervantina, una zarzuela que cuenta una historia de enredos amorosos.

“Da mucho gusto que tengan este nivel musical, y compartan su talento con figuras consagradas como la de Horacio Franco” y “La selección de obras fue muy acertada, y la juventud de esta orquesta sin duda emociona, porque contagian su entusiasmo y energía en cada una de sus interpretaciones”, fueron algunos de los comentarios del público que fue cautivado por la preparación de las y los jóvenes músicos.

Asimismo, la participación activa del director musical, Roberto Rentería Yrene, también titular del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), institución de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, amenizó la Fiesta cervantina, debido a que ofreció al público datos específicos sobre el repertorio (autores, estilo musical y fechas de estreno).

Así los asistentes, además de disfrutar de la interpretación de Tenexac, de Eduardo Gamboa, se enteraron que el paso doble, antes de ser ligado a la polémica fiesta taurina, es una marcha ligera de origen español utilizada en los desfiles militares; adoptada como paso dos reglamentario de la infantería, con una característica especial que hace que la tropa pueda llevar el paso ordinario: 120 pasos por minuto.

Uno de los momentos más emotivos del concierto de la OECCh fue cuando Arturo Márquez, uno de los compositores mexicanos más importantes de los últimos tiempos, subió al escenario para que tanto la orquesta como el público le brindaran un caluroso aplauso, toda vez que minutos antes había sido condecorado con la presea Cervantina 2024, en el Teatro Juárez.

La OECCh en dicho concierto interpretó sus danzones núm 9 y núm 2, además de la Leyenda de Miliano.

Para cerrar la Fiesta cervantina, organizada por la OECCh, en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, se escuchó una obra que muchos han catalogado como el himno no oficial de México: el Huapango, de José Pablo Moncayo, el cual se estrenó el 15 de agosto de 1941, con la Orquesta Sinfónica de México, dirigida por Carlos Chávez.

Al final del concierto los aplausos del público no se hicieron esperar y la algarabía apareció y se extendió por varios minutos.