Paderewski, un intérprete con gran inteligencia musical que hacía cantar al piano: Juan José Escorza
Comunicado No. 934/2010
23 de junio de 2010
***Inició el ciclo de conferencias México-Polonia, con una remembranza a 150 años del nacimiento del músico Ignacy Jan Paderewski

Para el investigador musical Juan José Escorza, Ignacy Jan Paderewski fue un intérprete fuera de serie que “hacía cantar al piano”, cuya principal característica era su inteligencia musical y si bien fue duramente criticado en su tiempo por no apegarse a la partitura y por alterar el pulso del discurso musical, no puede negarse su gran capacidad expresiva, sabía matizar perfectamente y manejaba las gradaciones sonoras dinámicas de una manera muy particular; “en sus manos, el piano no era un instrumento de percusiones sino que adquiría un voz”.
Escorza, actual subdirector del Centro Nacional de Investigación, Información, Investigación y Documentación de la Danza (Cenidim) “Carlos Chávez”, abrió el ciclo de conferencias México-Polonia, auspiciado por Martes de Ópera A.C., la Embajada de Polonia en México y la Fonoteca Nacional de Conaculta, donde hizo una remembranza del pianista, compositor y político polaco, a 150 años de su nacimiento.
Acompañado por Joanna Addeo, consejera Cultural y Científica de la Embajada de Polonia en México; Víctor Manuel Rublúo, presidente de Martes de Ópera; y Alvaro Hegewisch, director de la Fonoteca Nacional, el especialista hizo una semblanza de quien, dijo, no sólo fue un pianista sino un músico, un compositor, un artista, un humanista, un modelo de generosidad y de patriotismo.
Al inicio de su exposición, Escorza describió a Paderewski como una persona modesta que en una primera instancia fue rechazada para la música. Sin embargo, logró superar ese escollo y a los 22 años, ofreció sus primeros conciertos como solista en Alemania, Francia, Austria e Inglaterra, en lo que sería una semilla que habría de florecer posteriormente.
Lo evocó como un hombre apuesto, poseedor de un porte caballeroso, de maneras sumamente finas y elegantes, con una enorme capacidad para la amistad; tenía amigos en todos los sectores de la sociedad y lo mismo podía hablar con las personas más humildes que con los grandes dignatarios.
Sobre el Paderewski pianista, afirmó que tenía una manera de tocar que hechizaba a los auditorios y aludió a descripciones tempranas, en las que se habla de su ejecución como “una verdadera epifanía”, una especie de acontecimiento sacro que ponía en éxtasis místico al público y eso, fue una constante a través de toda su carrera.
Dijo que cruzó el Atlántico y llegó a Estados Unidos, país que jugó un papel muy importante en su destino, porque fue acogido con una gran generosidad, los empresarios vieron el filón que representaba y promovieron su carrera. Como referencia, indicó que dio poco más de mil 500 conciertos, hizo más de 30 viajes, tocó en todas las entidades federativas de Estados Unidos y para desplazarse, llegó a tener su propio vagón de tren y su piano, porque no en todos los lugares donde tocaba había instrumentos adecuados; se cuenta que cuando llegaba a los lugares donde iba a tocar, y la gente esperaba en la estación y lo acompañaba a la sala de conciertos.
A decir de Juan José Escorza, en contraste con la adoración que le dispensaba el público, muchos críticos no estuvieron de acuerdo con sus interpretaciones, le reprochaban que no se apegara tan estrictamente a la partitura, de alterar la marcha estable del pulso del discurso musical y ciertas arbitrariedades al modificar la partitura. Pero invitó a pensar que perteneció a la tradición de los pianistas románticos y que estas libertades eran usuales, por lo menos, desde Beethoven hasta Paderewski.
Añadió que Paderewski dominaba siete idiomas y era un orador magnífico. Así, ingresó a la política en 1910, cuando inició su labor para la restitución de Polonia como país independiente. “Su capacidad para tratar con los grandes dignatarios le permitió ser un impulsor de esa demanda y alcanzó tal popularidad que llegó a ser primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de su país, pero las diferencias con algunos miembros del gabinete llevaron a su renuncia, lo que no significó que renunciara a sus ideales.
“Trabajó incansablemente desde Estados Unidos y Suiza por Polonia. Hacía conciertos en los que recaudaba fondos para aportarlos a la lucha del pueblo polaco. Su generosidad fue ejemplar, donaba las ganancias de sus conciertos; fundó no menos de 20 instituciones para ayudar a diferentes causas como el apoyo a compositores estadounidenses, lo mismo hizo en Francia e Inglaterra; ayudó a los heridos polacos en la Primera Guerra Mundial, aportó un fondo extraordinario para un monumento a los padres fundadores de Polonia, se hizo presente cuando Alemania invadió Polonia y aunque ya era un anciano, comenzó un peregrinar por Estados Unidos para recaudar fondos de apoyo al contingente de la comunidad polaca de Estados Unidos que iba a luchar a Europa por la libertad de su país, entre muchas otras acciones”, puntualizó.
Sobre su faceta creativa, Escorza aclaró que no fue compositor de tiempo completo, pero creó una gran cantidad de obras, incluida su ópera Manrú que se estrenó en Dresden y en Estados Unidos con gran éxito. Destacó dos obras para piano y orquesta (concierto y fantasía), una sonata para violín y piano, dos variaciones con su fuga de grandes dimensiones y gran aliento, además de una enorme cantidad de piezas menores para piano.
Resaltó como rasgos sobresalientes de su producción, su espíritu nacionalista y el uso de elementos propios del folclor polaco. “Fue uno de los primeros compositores polacos que se dedicaron a recrear el folclor de su país. Su única sinfonía, se nutre de este aliento folclórico, al igual que muchas piezas para piano”.
Juan José Escorza hizo notar que Paderewski hizo una sola y desafortunada visita a México en 1901, en la que recibió acres críticas de músicos mexicanos que asumieron una actitud provinciana frente a su talento.
Apuntó que tiempo después, en 1941, cuando hacía una gira por Estados Unidos para recaudar fondos enfocados a la defensa de Polonia frente a la invasión alemana, murió Paderewski en Nueva York.
El ciclo de conferencias México-Polonia, en el que también se hablará de Federico Chopin, continuará el martes 29 de junio con la participación de Luis Rublúo; el 6 de julio con Eva María Zuk y cerrará el 13 de ese mes, con Emilio Pérez Casas, con sesiones a las 19:00 horas en la Sala Murray Schafer de la Fonoteca Nacional, Francisco Sosa 383, Coyoacán.