Exhibe Museo de Antropología e Historia Vaso de Tlalpizáhuac

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Comunicado No. 0/2013
03 de junio de 2013

***Testimonio del auge del sitio y vestigio del avance cultural y artístico

Encontrado en 1987, durante el rescate arqueológico de Tlalpizáhuac, Estado de México, el “Vaso anaranjado fino”, fechado alrededor del año 1050 de nuestra era y decorado con artísticos relieves, forma parte de la historia arqueológica de la entidad y da cuenta del avance cultural y artístico que tenían los antiguos mexicanos asentados en esta localidad mexiquense, es por ello que se exhibe como una de las piezas más importantes del acervo del Museo de Antropología e Historia, dependiente del Instituto Mexiquense de Cultura (IMC).

Son pocos los ejemplos conocidos de vasos con características similares a éste; se han detectado dos, encontrados y ahora expuestos en el Templo Mayor de la ciudad de México.

En entrevista, el director del Museo de Antropología e Historia, Víctor Osorio Ogarrio, explicó que “esta pieza es una de las más relevantes que se han encontrado en el sitio, se trata de un vaso cilíndrico con soporte de pedestal, elaborado en una cerámica que imita al tipo llamado ‘anaranjado fino’. Su decoración consiste en una escena al bajo relieve, plasmada mediante un molde que se aplicó cuando aún estaba fresco el barro. Dicha escena se divide en tres secciones o bandas.”

“Imaginemos la cosmogonía del señorío de Tlalpizáhuac y analicemos las escenas —dijo Osorio Ogarrio—; la banda superior está ocupada por dos elementos en forma de animales fantásticos, que representan a deidades celestes, el de la derecha parece ser un lagarto y el de la izquierda una serpiente. En la banda inferior se encuentran elementos semejantes, pero aquí representando al inframundo, el de la izquierda vuelve a ser un lagarto y de la derecha un jaguar con las fauces abiertas.”

La banda central o terrestre la ocupan dos personajes ricamente ataviados. Estos son sacerdotes llevando a cabo una ceremonia de siembra auspiciada por Tláloc y Quetzalcóatl, dioses del agua y del viento, respectivamente. Puede verse que el personaje de la derecha lleva una “coa” (bastón plantador), la cual se posa sobre un grano de maíz, mientras siembra. El personaje de la izquierda, mientras tanto, vierte agua sobre la tierra donde se planta el maíz. Ambos dioses están parados sobre los rostros de un lagarto y un jaguar que simbolizan la tierra y, por encima de ellos, dos ofidios representan el viento y el fuego celeste.

La importancia de Tlalpizáhuac radica en que para el momento de su auge (1000-1100 d.C.) son pocos los sitios que presentan una arquitectura tan compleja y elaborada en la cuenca de México. Pero, sin lugar a dudas, los materiales arqueológicos recuperados (concha, hueso, lítica, cerámica) nos hablan de un lugar destacado en la región.

El sitio arqueológico de Tlalpizáhuac fue descubierto en 1987, cuando se llevaban a cabo trabajos de urbanización sobre la superficie del predio conocido como San José Chalco. Al despalmar el terreno aparecieron distintas evidencias cuyos resultados dieron pie para establecer la importancia de este sitio, resguardado actualmente por el IMC.