"José Damián Ortiz de Castro fue un arquitecto de excepción, pero poco reconocido y olvidado: Xavier Cortés Rocha"
" Comunicado Núm. 1481 ***Muchas personas atribuyen buena parte de sus obras a Manuel Tolsá El arquitecto veracruzano José Damían Ortiz de Castro cayó en el olvido de la historia. Quien fuera el artífice de la realización de las torres de la Catedral Metropolitana, de la edificación de la Catedral de Tulancingo y la Casa de Moneda, entre muchas otras, fue eclipsado por el éxito de su contemporáneo y colaborador Manuel Tolsá, a quien se atribuye buena parte de sus obras. Así lo establecieron Elisa García Barragán, Ignacio Salazar, Martha Fernández, Roberto Meli Piralla y Xavier Cortés Rocha, durante la presentación del libro José Damián Ortiz de Castro. Maestro Mayor de la Catedral de México 1787-1793, coeditado por Conaculta y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el que se da cuenta de la vida y obra de uno de los más notables arquitectos del último tercio del siglo XVIII, autor del diseño y dirección arquitectónica de las torres de la Catedral de México. El volumen coordinado por Xavier Cortés Rocha, director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de Conaculta, cuenta con la colaboración de las historiadoras Elisa García Barragán y Martha Fernández; el maestro emérito de la UNAM Fernando Pineda Gómez, y los arquitectos Luis Ortiz Macedo, Fernando López Carmona, Julio Valencia Navarro y Mónica Cejudo, el ingeniero Roberto Meli Piralla, además de la participación del rector de la UNAM, José Narro Robles, quien realizó el prólogo. José Damián Ortiz de Castro fue uno de los más brillantes arquitectos del último tercio del siglo XVIII. Se formó en la Academia de San Carlos con el destacado ingeniero militar Miguel Constansó, institución a la que ingresó para impartir clases de geometría, matemáticas y arquitectura, en calidad de profesor adjunto. Posteriormente obtuvo el título de Académico de Mérito por su proyecto de la Catedral de Tulancingo. Realizó obras de diversa naturaleza, pero sin duda su momento de gloria fue cuando ganó el concurso para construir las torres de la Catedral. Una de ellas ya tenía el primer piso y la otra no existía. El Cabildo convocó a un concurso para que se hiciera la terminación de la fachada y las torres de la en 1786. Se presentaron por lo menos tres propuestas y la seleccionada fue la de Ortiz de Castro. Las torres fueron terminadas en 1791 y poco después José Damián Ortiz de Castro murió, así que el arquitecto Manuel Tolsá, quien ya trabajaba en las esculturas, se hizo cargo de las obras. Modificó la cúpula, dotó a la Catedral de las balaustradas que le dan unidad y concluyó las esculturas y el remate con el reloj en la fachada. Durante la presentación, tanto Elisa García Barragán como Cortés Rocha, calificaron a Ortiz de Castro como un arquitecto excepcional. Tuvo una vida corta de la que poco se conoce –43 años– y su obra se inscribió en un momento histórico para la arquitectura mexicana que marcó el fin del periodo barroco y el inicio del neoclásico. “No sabemos a dónde hubiera llegado si hubiera vivido 20 años más, pero lo que nos dejó es extraordinario y eso es lo que queremos resaltar. Es un arquitecto poco reconocido, olvidado, que se vio eclipsado por su contemporáneo Manuel Tolsá, a quien muchos atribuyen parte de su obra”, resaltó el titular de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de Conaculta. El especialista, aseguró que Ortiz de Castro fue un gran maestro del diseño arquitectónico y como prueba, aludió a la creación de los remates en forma de campana con una planta en óvalo que hizo para la Catedral Metropolitana. “Eso implicó un trabajo de estereotomía sin igual, lo mismo que las escaleras de madera que suben a los campanarios y que también se basan en un trazo elíptico”. Destacó también su labor como constructor, la que ejemplificó por una parte con la confección de las campanas que forman el remate y que son en realidad de tezontle, en tanto que sólo el recubrimiento es de Chiluca. Y añadió, basado en las crónicas, que diseñó las grúas para colocar las campanas, incluida la mayor, en el lugar que les corresponden en Catedral. Por su parte, Elisa García Barragán señaló que Ortiz de Castro inició lo que entonces se llamó nuevo estilo, aún no se le denominaba neoclásico. “Eso fue muy importante porque habla del cambio que se iba a dar en la construcción de monumentos", comentó. Indicó que el libro cumple en forma admirable los fines para los cuales fue redactado, pues cada parte está aprehendida situándola estéticamente. En él se revelan los esfuerzos para documentar la totalidad histórica, evolutiva y crítica del más señero monumento de la capital y de su gran arquitecto. En su oportunidad, Martha Fernández, manifestó que el libro tiene varias virtudes fácilmente detectables desde que se revisa el índice. “Es un libro muy académico en el que no sólo se reúnen textos que se refieren a la obra del arquitecto sino que lo ponen en contexto desde diversos puntos de vista. Quizás esa sea una de sus principales cualidades, porque pueden explicar cabalmente la personalidad de Ortiz de Castro”. Añadió que de todas las obras proyectadas y levantadas por José Damián Ortiz de Castro, sin duda las que lo llevaron a ocupar un destacado lugar en la historia de la arquitectura son las torres de la Catedral de México, de ahí que tres capítulos del libro se dediquen a dar pormenorizadamente las características artísticas, técnicas y estructurales de las elegantes torres campaniformes. En el marco de la presentación, se rindió un sencillo homenaje al arquitecto José Rogelio Álvarez, quien se hizo cargo de la edición del libro José Damián Ortiz de Castro. Maestro Mayor de la Catedral de México 1787-1793, fallecido ayer mismo por la mañana. AMS [gallery]"
"
Comunicado Núm. 1481
***Muchas personas atribuyen buena parte de sus obras a Manuel Tolsá
El arquitecto veracruzano José Damían Ortiz de Castro cayó en el olvido de la historia. Quien fuera el artífice de la realización de las torres de la Catedral Metropolitana, de la edificación de la Catedral de Tulancingo y la Casa de Moneda, entre muchas otras, fue eclipsado por el éxito de su contemporáneo y colaborador Manuel Tolsá, a quien se atribuye buena parte de sus obras.
Así lo establecieron Elisa García Barragán, Ignacio Salazar, Martha Fernández, Roberto Meli Piralla y Xavier Cortés Rocha, durante la presentación del libro José Damián Ortiz de Castro. Maestro Mayor de la Catedral de México 1787-1793, coeditado por Conaculta y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el que se da cuenta de la vida y obra de uno de los más notables arquitectos del último tercio del siglo XVIII, autor del diseño y dirección arquitectónica de las torres de la Catedral de México.
El volumen coordinado por Xavier Cortés Rocha, director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de Conaculta, cuenta con la colaboración de las historiadoras Elisa García Barragán y Martha Fernández; el maestro emérito de la UNAM Fernando Pineda Gómez, y los arquitectos Luis Ortiz Macedo, Fernando López Carmona, Julio Valencia Navarro y Mónica Cejudo, el ingeniero Roberto Meli Piralla, además de la participación del rector de la UNAM, José Narro Robles, quien realizó el prólogo.
José Damián Ortiz de Castro fue uno de los más brillantes arquitectos del último tercio del siglo XVIII. Se formó en la Academia de San Carlos con el destacado ingeniero militar Miguel Constansó, institución a la que ingresó para impartir clases de geometría, matemáticas y arquitectura, en calidad de profesor adjunto. Posteriormente obtuvo el título de Académico de Mérito por su proyecto de la Catedral de Tulancingo.
Realizó obras de diversa naturaleza, pero sin duda su momento de gloria fue cuando ganó el concurso para construir las torres de la Catedral. Una de ellas ya tenía el primer piso y la otra no existía. El Cabildo convocó a un concurso para que se hiciera la terminación de la fachada y las torres de la en 1786. Se presentaron por lo menos tres propuestas y la seleccionada fue la de Ortiz de Castro.
Las torres fueron terminadas en 1791 y poco después José Damián Ortiz de Castro murió, así que el arquitecto Manuel Tolsá, quien ya trabajaba en las esculturas, se hizo cargo de las obras. Modificó la cúpula, dotó a la Catedral de las balaustradas que le dan unidad y concluyó las esculturas y el remate con el reloj en la fachada.
Durante la presentación, tanto Elisa García Barragán como Cortés Rocha, calificaron a Ortiz de Castro como un arquitecto excepcional. Tuvo una vida corta de la que poco se conoce –43 años– y su obra se inscribió en un momento histórico para la arquitectura mexicana que marcó el fin del periodo barroco y el inicio del neoclásico.
“No sabemos a dónde hubiera llegado si hubiera vivido 20 años más, pero lo que nos dejó es extraordinario y eso es lo que queremos resaltar. Es un arquitecto poco reconocido, olvidado, que se vio eclipsado por su contemporáneo Manuel Tolsá, a quien muchos atribuyen parte de su obra”, resaltó el titular de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de Conaculta.
El especialista, aseguró que Ortiz de Castro fue un gran maestro del diseño arquitectónico y como prueba, aludió a la creación de los remates en forma de campana con una planta en óvalo que hizo para la Catedral Metropolitana. “Eso implicó un trabajo de estereotomía sin igual, lo mismo que las escaleras de madera que suben a los campanarios y que también se basan en un trazo elíptico”.
Destacó también su labor como constructor, la que ejemplificó por una parte con la confección de las campanas que forman el remate y que son en realidad de tezontle, en tanto que sólo el recubrimiento es de Chiluca. Y añadió, basado en las crónicas, que diseñó las grúas para colocar las campanas, incluida la mayor, en el lugar que les corresponden en Catedral.
Por su parte, Elisa García Barragán señaló que Ortiz de Castro inició lo que entonces se llamó nuevo estilo, aún no se le denominaba neoclásico. “Eso fue muy importante porque habla del cambio que se iba a dar en la construcción de monumentos", comentó.
Indicó que el libro cumple en forma admirable los fines para los cuales fue redactado, pues cada parte está aprehendida situándola estéticamente. En él se revelan los esfuerzos para documentar la totalidad histórica, evolutiva y crítica del más señero monumento de la capital y de su gran arquitecto.
En su oportunidad, Martha Fernández, manifestó que el libro tiene varias virtudes fácilmente detectables desde que se revisa el índice. “Es un libro muy académico en el que no sólo se reúnen textos que se refieren a la obra del arquitecto sino que lo ponen en contexto desde diversos puntos de vista. Quizás esa sea una de sus principales cualidades, porque pueden explicar cabalmente la personalidad de Ortiz de Castro”.
Añadió que de todas las obras proyectadas y levantadas por José Damián Ortiz de Castro, sin duda las que lo llevaron a ocupar un destacado lugar en la historia de la arquitectura son las torres de la Catedral de México, de ahí que tres capítulos del libro se dediquen a dar pormenorizadamente las características artísticas, técnicas y estructurales de las elegantes torres campaniformes.
En el marco de la presentación, se rindió un sencillo homenaje al arquitecto José Rogelio Álvarez, quien se hizo cargo de la edición del libro José Damián Ortiz de Castro. Maestro Mayor de la Catedral de México 1787-1793, fallecido ayer mismo por la mañana.
AMS
[gallery]