Ser editor es una profesión de riesgo: Ana María Cabanellas
Comunicado No. 409/2011
08 de marzo de 2011
***Consuelo Sáizar, Teresa Mlawer, Ofelia Grande de Andrés y Ana María Cabanellas participaron en la mesa Editoras en la segunda jornada del Primer Encuentro Internacional La Experiencia Intelectual de las Mujeres en el Siglo XXI
Durante el segundo día de actividades del Primer Congreso Internacional La Experiencia Intelectual de las Mujeres en el Siglo XXI, Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, afirmó al moderar la mesa Editoras, que el oficio de publicar libros representa el registro, el espejo y la caja de resonancia del idioma español.
En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la titular del Conaculta, quien ha sido directora general del Fondo de Cultura Económica, cargo que desempeñó de mayo de 2002 a febrero de 2009, presentó en orden alfabético a destacadas editoras como Ana María Cabanellas, de Argentina; Ofelia Grande de Andrés, de España y Teresa Mlawer, de Estados Unidos.
Consuelo Sáizar felicitó a todas las presentes por el Día Internacional de la Mujer y dijo que este congreso se inscribe en las celebraciones por esta fecha tan importante.
“Hemos querido realizar algo más que un festejo: hemos querido realizar una reflexión que arrancó el día de ayer. Esta mesa de editoras tiene una especial importancia para el congreso por la naturaleza y los objetivos de tres notabilísimas mujeres que representan tres diferentes regiones de esa patria abstracta que es la patria de la Ñ”, señaló Consuelo Sáizar, quien también ha sido gerente de Editorial Jus y de Hoja Casa Editorial.
Al tocar el tema del trabajo editorial en el mundo contemporáneo y la importancia de llevar el idioma español a otras latitudes, Consuelo Sáizar celebró que en México se cuenten con muchos apoyos para la traducción literaria.
“El Fondo Nacional para la Cultura y las Artes auspicia la posibilidad de que se traduzcan autores mexicanos a otros idiomas, y luego viene la siguiente etapa, que es la edición, y ofrecer los libros en el circuito editorial, por eso son tan importantes las ferias del libro”, refirió la titular de Conaculta.
Al intercambiar reflexiones sobre el libro digital y la inminente aparición del libro en otros formatos, la presidenta del Conaculta afirmó que una de las cosas que más ocupa al proyecto cultural del siglo XXI mexicano, es la decisión entre el clic o el brick.
“Es decir, uno como funcionario público ¿a qué le debe de apostar? ¿A construir una librería de ladrillo y llenarla de libros de papel, o digitalizar y poner en línea y ponerlo a la venta?”, se preguntó Consuelo Sáizar.
Ana María Cabanellas confesó que después de estudiar la carrera de derecho, decidió dedicarse a su verdadera pasión que son los libros. “Con mi padre volvimos a abrir una editorial, mi padre la inició en el año 44 cuando llegó a Argentina y la volvimos abrir en el año 60 y esa es la editorial Heliasta que aún conservo, una editorial jurídica que se destaca por sus diccionarios”.
Recordó cuando en 1978 adquirieron la editorial socialista Claridad, que había difundido cultura por toda América y que permitió publicar los libros que interesaban en Argentina cuando se prohibió la importación de papel.
“Esta editorial socialista que publicaba a Marx, etcétera, sufría en ese momento la dictadura militar y como resultado cada tres meses venían y contaban cuántos libros teníamos en el depósito de determinados autores, Marx a la cabeza. Y esto duró hasta el año de 1983”, relató Ana María Cabanellas.
Consideró que editar es una profesión de riesgo, porque el editor arriesga su dinero y su nombre cuando elige a un autor. “Cuando nos ofrecen un libro que ya ha sido publicado en otro idioma, que ya sabemos el éxito que ha tenido, que viene acompañado por prensa, a la mejor elegimos ello frente a un autor desconocido, y eso es muy perjudicial para los autores locales, es algo que posiblemente desde los estados, los gobiernos podrían ayudarnos a revertirlo”.
Por su parte Ofelia Grande de Andrés, de España, directora general de Editorial Siruela, compartió que proviene de una familia de editores, por lo cual comparte la pasión por dar a conocer libros desde que tiene uso de razón.
“Mi familia eran los propietarios de la Editorial Anaya ydesde pequeña he convivido con autores, he conocido a editoras importantes. He tenido la suerte y el privilegio de estar viviendo este mundo. Pero llegó un momento en mi adolescencia de rebeldía, estudié derecho, trabajé como abogada durante algunos años, pero al final esto era lo que yo quería hacer”.
Ofelia Grande de Andrés expresó que el trabajo del editor tiene la ventaja de que permite aprender cada día, además de brindar el privilegio de conocer grandes editores, escritores, intelectuales y personas del mundo de la comunicación.
La directora de Siruela, famosa en el mundo de habla hispana por la edición de joyas editoriales, recordó que hace ya 11 años que está al frente de esa editorial y tuvo la oportunidad de compartir los primeros tres de ellos con su fundador, Jacobo Siruela, que para ella ha sido un maestro y un ejemplo a seguir.
No creo que ser editor sea algo que se estudie, a pesar de que yo me haya formado en la Escuela de Letras, creo que sólo se aprende editando, sólo se aprende viendo al día de lo que es la edición y con el contacto diario con los autores.
Ofelia Grande de Andrés opinó que la diferencia entre un editor literario y un editor comercial no es que el primero no quiera vender libros, es sólo que no está dispuesto a publicar cualquier cosa para venderla.
“Hemos crecido bastante en los últimos años, estamos publicando unas 100 novedades al año, divididas entre ocho o nueve colecciones; publicamos narrativa de clásicos, narrativa contemporánea, ensayo filosófico, ensayo literario, libros de arte, literatura infantil y juvenil con un crecimiento, cada vez mayor porque estamos, como dicen en el mundo del futbol, creando cantera, ellos son nuestros lectores del futuro y a ellos tenemos que dedicarnos.”
Al presentar a la legendaria editora Teresa Mlawer, Consuelo Sáizar afirmó que suele decirse que uno es alguien en el mundo editorial cuando esta decana recuerda su nombre.
Teresa Mlawer es editora, traductora, librera, distribuidora de libros en español en Estados Unidos y la mujer que ha logrado grandes hazañas por el idioma en ese país, refirió Consuelo Sáizar.
Teresa Mlawer, quien está al frente de editorial Lectorum desde 1975, confesó que esta editorial es un sueño construido de papel y palabras, un sueño que ha sabido resistir el paso de las palabras y de los años, y que a la vez ha tratado de contribuir a la difícil labor de difundir la cultura latina y mantener el idioma español en crecimiento dentro de los Estados Unidos.
“Lectorum se fundó en el año 1960 por un argentino amigo, que tuvo una visión, en aquellos años, de lo que en el futuro sería la comunidad hispana de Nueva York, porque es donde estaba la librería. En el año 1971 la adquirimos mi esposo y yo y siguió como una librería hasta el año 1976 cuando decidí que el espacio para difundir nuestra cultura y nuestra lengua era muy limitado y era necesario expandir esa labor”.
Recordó sus largos viajes por Estados Unidos para conocer cuáles eran las necesidades de los diferentes estados y de las diferentes escuelas, de las bibliotecas públicas y comenzó a contactar editoriales en todas partes; en España, en Argentina y en México.
“En aquella época –recordó Teresa Mlawer– había universidades que enseñaban cursos de español, atendíamos las necesidades de las tres regiones cercanas a Nueva York, pero no fue hasta el año 1975 cuando se declara la educación bilingüe como una forma de enseñanza. Yo considero que la época de oro de la difusión de la literatura en español en Estados Unidos ocurre entre los años 1975 y 1997”.
Teresa Mlawer indicó que gran parte de su esfuerzo ha sido contribuir a que los niños latinos que viven en Estados Unidos se sientan orgullosos de lo que son, porque, dijo, a pesar de la influencia de la música, de las artes, de la arquitectura, a pesar de los millones de hispanoamericanos que viven en Estados Unidos, muchos se siguen sintiendo extranjeros.
“Casi siempre pienso en español, mis mejores ideas me vienen a la mente cuando hablo en español. Pero hay otra parte de mí, después de haber residido 50 años en Estados Unidos, que es muy norteamericana. Yo creo que los niños latinos necesitan ayuda para reconocer a través de los libros, su propia lengua y cultura”, estimó Teresa Mlawer.