UN MOSAICO DE RITMOS, GÉNEROS Y PÚBLICOS SE DIERON CITA EN “PRIMAVERA EN CHAPULTEPEC”
24 de marzo de 2025
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El PARCUR, el Complejo Cultural Los Pinos y el Pabellón Escénico fueron las sedes que reunieron a artistas de distintas disciplinas
El domingo 23 de marzo de 2025 familias enteras disfrutaron de “Primavera en Chapultepec”, evento organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de la Dirección General de Promoción y Festivales Culturales y el Complejo Cultural Los Pinos. El festival tuvo tres sedes: el Parque de Cultura Urbana (PARCUR), el Complejo Cultural Los Pinos y el Pabellón Escénico; las actividades empezaron con deporte urbano y concluyeron con un concierto de jazz en el bosque.
Con el objetivo de celebrar la llegada de la primavera y como un florecimiento de las expresiones artísticas juveniles, se dieron cita públicos de diferentes edades que llegaron a los espacios para convivir y disfrutar de las propuestas.
En el PARCUR, un grupo de alumnas y alumnos de skateboarding de la Ollie School participaron en una retadora y divertida competencia de Skate Jam, en la que niñas y niños de entre 8 y 13 años se batieron sobre sus patinetas.
Motivados por amigos, maestros y familiares, las infancias entusiastas rodaron por las coloridas pistas del PARCUR para disputar el primer puesto en salto de altura y salto de longitud, cuyos ganadores recibieron diversos premios patrocinados por el reconocido patinador Polo May Lozada.
La sana competencia fue el preludio de una tarde musical que tuvo lugar en el escenario principal del parque, que arrancó con Chzter, rapera que se caracteriza por sus letras dedicadas a la comunidad LGBT+, y que fue la encargada de prender el ánimo del público; fue seguida por el tapatio Neto Peña, otro rapero que con sus rimas románticas y personales como Chamaquito y Mirando al cielo puso a cantar al público.
Tras el hip hop, el escenario se convirtió en una discoteca con la música electrónica de 3BallMty, los DJs que inundaron con el ritmo de Inténtalo, La noche es tuya y Besos al aire, entre otras canciones que el público coreó y bailó.
Tayhana, la productora argentina que estuvo acompañada por la drag queen Aka Barbie, tocó un DJ set lleno de pop, dance y hasta merengue, con el que cerró sus actividades el primer escenario de “Primavera en Chapultepec”.
Familias aprenden y disfrutan del entorno ambiental
Mientras, en el Complejo Cultural Los Pinos, se convocó a las 13:00 h a disfrutar de Atardecer Salvaje, performance escénico de artes vivas, creado por la compañía La Historia de Todxs. La travesía comenzó en la Plaza Jacarandas, donde las y los asistentes recibieron flores al ritmo de una saxofonista que interpretaba una pieza melódica, para marcar el inicio de un recorrido poético que avanzó por la Plaza Cencalli, con la aparición de una ballena mecánica confeccionada con bolsas de papel. Las personas la observaron y acompañaron hasta la Glorieta de la Lealtad, donde el cetáceo avanzó entre la multitud que se abría para darle paso.
En medio del recorrido, sobre Molino del Rey, la ballena dio a luz a una cría. Juntos danzaron bajo los árboles, rodeados de niñas y niños que recibieron peces mecánicos para unirse a la travesía. El público –infancias, madres, parejas, paseantes– corrió entre los senderos para seguir la ruta del océano imaginario que se formó entre las calzadas, en un acto de juego, libertad y ternura.
La parada final fue en la Plaza Madero, donde la ballena realizó su último baile. Su cuerpo se tendió frente al público, que, conmovido, la cubrió de flores. La música del saxofón acompañó la despedida, mientras la cría y los peces danzaban alrededor. El aplauso final fue un gesto colectivo de agradecimiento por la experiencia compartida.
Más tarde, en la Cabaña 2, se llevó a cabo el taller “Aves mecánicas. La importancia del vuelo”, dirigido a infancias que reflexionó sobre el papel de los colibríes en la biodiversidad. A través de la construcción de aves mecánicas, las y los participantes aprendieron que Chapultepec alberga al menos 13 especies distintas y, además de su singular vuelo, cumplen una función esencial al polinizar flores.
Jazz en el Jardín Escénico
Mientras tanto, en el Pabellón Escénico, una hora previa al arranque de las actividades programadas, una fila de amantes del jazz se formó para alcanzar lugar para la presentación de los ritmos sincopados del grupo Bahía de Ascenso y la fusión audaz de Troker.
La aventura musical comenzó con Bahía de Ascenso, una banda que cautivó al público desde el primer momento a través de sonidos y ritmos inspirados en la música rock, electrónica y africana. Las luces tenues, tintadas de tonos violetas, se elevaron desde el escenario para crear una atmósfera acústica que mezclaba intimidad y misterio, mientras en la pantalla se proyectaban imágenes basadas en el documental Koyaanisqatsi, de Godfrey Reggio, en lengua hopi.
La agrupación –integrada por Roberto Verástegui en teclados y vibráfono, Diego Franco en el saxofón, Jerónimo González en la jarana, Aarón Flores en la guitarra eléctrica y Andrés Márquez en la batería– sostuvo una experimentación sonora que llevó al público, mayoritariamente joven, entre el asombro y las ovaciones espontáneas. Al final, una explosión de aplausos y gritos fue el testimonio del impacto profundo que la banda dejó en la audiencia.
Para el cierre del festival tomó el escenario la prestigiosa banda tapatía Troker, icono del sonido nacional que lleva dos décadas en los escenarios con una fusión única de jazz, funk y electrónica. Con los integrantes Frankie Mares -batería-, Samo González -bajo-, Arturo “Tibu” Santillanes -saxofón-, Christian Jiménez -piano-, DJ Sonicko y Cristian García -trompeta-, la banda ofreció un recital que fue un masterclass de estética sonora.
Su nivel de improvisación, tan libre como preciso, sorprendió al público, el cual abarrotó la sala y, además, más de un centenar de personas se congregó fuera de las paredes de vidrio del recinto, que se abrieron para dispersar en el bosque el ritmo.
La sorpresa que elevó la noche a otro nivel llegó cuando Troker invitó al escenario a un grupo de mariachis, integrado por tres violinistas, un arpista, un trompetista y un jaranero. Juntos, interpretaron versiones renovadas de clásicos como La Bikina y El Sirenito, con fusiones de jazz y mariachi en un diálogo sonoro que celebró lo mejor de ambas tradiciones como una celebración de la riqueza musical de México.
“Primavera en Chapultepec” hizo vibrar a los nuevos espacios que se consolidan en el interés del público.
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