Francisco Segovia habla de sus móviles poéticos al presentar su antología Aire común 23/febrero/2015 00:00 Libros, revistas y literatura Reúne dos décadas de creación La Dirección General de Publicaciones del Conaculta presentó Aire común, antología poética que reúne lo mejor de dos décadas de creación (1994-2011) de Francisco Segovia (Ciudad de México, 1958), en el marco de la XXXVI Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. El poeta Francisco Segovia (Ciudad de México, 1958) presentó este domingo 22 de febrero en la XXXVI Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería Aire común, antología que reúne lo mejor de dos décadas de creación (1994-2011), en un volumen editado por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta. En el Auditorio Bernardo Quintana, el director editorial de la DGP, Julio Trujillo, conversó y compartió los versos del autor de Fin de fiesta, Sequía y Aire habitado, los cuales integran Aire común. Si nos vamos al primer libro, dijo Francisco Segovia, creo que da muy buena fe de que hay unos cuantos temas que están siempre y uno de ellos es el aire. Es un tema que me marcó de niño cuando vi a los astronautas llegar a la Luna. Están Neil Armstrong y Buzz Aldrin parados y el piso se ve blanco, brillante, pero el fondo siempre es negro y eso es porque no hay atmósfera, no hay aire, el cielo se ve negro. Entonces me quedé pensando ¿qué es eso? Al responderse, refirió que "el día es aire que se ilumina, le pega la luz y el aire se pone iridiscente, eso no ocurre en la Luna. Desde entonces es algo que me habita, mi primer libro se llama Aire habitado, porque lo habita la luz, también es habitado en el sentido que una casa decimos que está habitada o sea que hay fantasmas, porque también el mundo del deseo es un mundo de fantasmas, en un sentido, sólo en uno, las personas que amamos son irreales, son fantasmas". En Aire habitado hay un poema que se llama El aire iluminado, la idea de que al aire lo habita la luz, lo enciende la luz y eso hace la visión, es una idea central a lo largo de todos los libros, comentó el poeta. En la charla, donde intercaló la lectura de algunos poemas, Julio Trujillo consideró Sequía como un libro fuerte, por lo que preguntó acerca de la relación con esos libros antiguos y que más lejos quedan "por más que los hayas revisado para esta edición, cómo son Fin de Fiesta, Sequía y Aire habitado". En este sentido, Francisco Segovia afirmó que "Sequía es un libro de desamor, terrible, de vampiros, es como un libro que dice: ‘¿Verdad que tú también estás muerta mi reina?’, son poemas horribles y ahí empecé Bosque, los terminé -los dos volúmenes- casi al mismo tiempo. Eso me suele ocurrir, no siempre, pero más al pasado más me ocurría, escribir dos libros a la vez, uno en un tono si no alegre, por lo menos no triste y otro terrible, como si hubiera esa bipolaridad." Al referirse al ejemplar más reciente, donde compila siete libros que se resumen en tres, ejemplar editado por la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y que está conformado por más de 800 páginas, Francisco Segovia reconoció que ahora le gusta que los poemas sean limpios. En Partidas no hay títulos, no hay comas, no hay nada, todas esas cosas que se confiesa en los epígrafes. Julio Trujillo y Daniel Saldaña me dijeron "podemos aligerar eso" y dejamos lo necesario, agregó el autor de la obra presentada en el Palacio de Minería de la UNAM. En ese sentido, el director editorial de la Dirección General de Publicaciones refirió que la idea era no gravar al libro con un cuerpo de notas que le quitaran algún tipo de protagonismo a la poesía, "por más que estuviera al final, pero se trata de los poemas. Insisto, es un libro perfecto en cuanto a su peso y su número de páginas, tomando en cuenta que son varios libros reunidos". Aire común aborda un periodo de escritura constante y congruente que se traduce en un proyecto de vida que se ha colocado sin mayores aspavientos entre lo mejor de la tradición lírica mexicana. Poeta naturalista, Francisco Segovia regala al lector una mirada despojada de artificios por donde entran árboles, jardines, lluvias, estrellas, bosques y una rica e impresionante biosfera que, al mismo tiempo, conforman su propia escritura.