Todo el mundo tiene alguien menos yo muestra a una pareja en el abismo del amor

  • Cine y artes audiovisuales
Información: ACO
Comunicado No. 488/2012
04 de marzo de 2012

***La cinta, dirigida por Raúl Fuentes, es la Ópera Prima del CUEC y cuenta con apoyo del Conaculta, a través de los fondos financieros del Imcine

***Compite en la sección de largometraje mexicano en el 27 Festival Internacional de Cine en Guadalajara

Con una destacada selección musical en la que participan grupos de Japón, Noruega, Chile, Estados Unidos y México, llegó a la competencia oficial de largometraje de ficción del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), Todo el mundo tiene alguien menos yo, ganadora del concurso de Óperas Primas del CUEC-Foprocine que fue filmada en blanco y negro.

Su director, Raúl Fuentes, platicó sobre los detalles de este drama que aborda la intensa y conflictiva relación amorosa entre una editora literaria y una estudiante de preparatoria.

—¿De dónde surge la historia de Todo el mundo tiene alguien menos yo?

—Me interesó mostrar una relación entre dos personas del mismo sexo porque esto evita que de entrada se les estigmatice, la primera identificación de etiquetas no se da y esto permite desarrollar el juego de poder entre las dos, les da una especie de equidad mayor.

—¿Cómo se fueron construyendo los personajes de María y Alejandra?

—Partí de cosas que hubiera vivido pero se hicieron más en colaboración con las protagonistas Andrea Portal (Alejandra) y Naian Daeva (María); los personajes se fueron transformando conforme se iba desarrollando la película, la mitad de los diálogos salieron de improvisaciones sobre situaciones que les planteaba, incluso, ellas proponían las mismas situaciones.

—¿Cómo encontraste a Andrea y Naian?

—Cuando el proyecto fue escogido en el Programa de Óperas Primas del CUEC-Foprocine, Naian estaba estudiando la Universidad en París, tuvimos que negociar para que lograra mover sus tiempos y filmara la película; y Andrea Portal conocía el guión desde mucho tiempo antes, para cuando tuvo que interpretar a Alejandra, ya sabía qué tenía que decir, por eso se le dio tanto improvisar, ella seguía inventándola, enriqueciéndola, no desviándola.

—¿Cuáles fueron tus referencias cinematográficas al momento de hacer Todo el mundo tiene alguien menos yo?

—La búsqueda formal de la película es bastante retro y tiene que ver con cintas de los sesenta y algunas de los setenta, muchas de las inquietudes salieron de La noche o El eclipse de Michelangelo Antonioni, de las primeras películas de Godard y también de otras contemporáneas como Donnie Darko que, aunque parezca que no tiene nada en común, era una película que veía mucho mientras rodaba, quise trasladar a Todo el mundo tiene alguien menos yo esa atmósfera juvenil de la escuela de la cinta de Richard Kelly.

Toda la película, salvo un par de tomas, está planteada en frontal total o perfil, elementos que vienen del cine de los sesenta pero en este caso tiene que ver con que la historia está contada desde el punto de vista de Alejandra, que es totalmente cuadrada, para ella emocionalmente no existe el 3/4, todo está a hecho a 90 grados, y esa también es la razón por la que fue realizada en blanco y negro porque ella corta de tajo todo y no conoce los términos medios.

La película  también está plagada de referencias literarias y musicales:
Éstas tienen que ver con la cabeza de Alejandra, los libros son muy importantes para ella, a través de ellos se explica el mundo, después de estos arrebatos y desencantos en los que siempre acaba sola, ella busca respuesta en los libros, se contesta con alguna de sus frases, ellos son sus verdaderos amigos, a diferencia de las personas, ellos nunca la van a abandonar por más mal que los trate.

Todo el mundo tiene alguien menos yo plasma el choque entre generaciones, ¿qué nos puedes decir sobre esto?

—Para Alejandra la juventud no tiene ningún sentido, para ella la juventud está dejándose envejecer sin “trascender”, es como si ella quisiera sacudirlos y decirles: Hay algo más que hacer además de drogarse y emborracharse, pero el problema es que ella no sabe qué es eso otro, es como si hubiera buscado todo el tiempo lo opuesto a eso pero lo que encuentra es el vacío, es como si ella estuviera parada en la orilla del abismo y lo único que le quedara fuera dejarse caer. Alejandra está relacionada con la nostalgia, no quiere reconocer que la vida sigue y que las cosas cambian.

Por otra parte, los amigos de María se encuentran en una especie de limbo, en esa no pertenencia. Yo creo que sí está pasando eso con la juventud, incluso las ambiciones más frívolas como tener dinero o una casa grande han perdido sentido, no se valen porque dan miedo.

—Háblanos de los lugares de la Ciudad de México mostrados en tu película.

—Me interesaba que se vieran ciertas partes de la ciudad que casi no se plasman en las películas, creo que el cine mexicano lleva muchos años retratando zonas como si todo fuera la Roma y la Condesa por un lado, o por el otro, los barrios más desafortunados económicamente, pero también está esta otra clase media que desafortunadamente está desapareciendo. Quise plasmar lugares como la colonia Del Valle o el Museo Rufino Tamayo que me parecen muy evocadores del México contemporáneo.

—¿Cómo te sientes de la presentación de Todo el mundo tiene alguien menos yo en el Festival de Guadalajara?

—Con muchos nervios e interesado por enfrentarme a un público de verdad, sé que Todo el mundo tiene alguien menos yo es una película difícil en cierto sentido pero creo que va a encontrar eco en mucho público.