Llaman a una evolución conceptual del graffiti

  • Cine y artes audiovisuales
04 de septiembre de 2009

"  Comunicado Núm. 1325   *** Se llevó a cabo la segunda mesa de debate del ciclo Graffiti, ¿un nuevo muralismo?, organizado por el Programa Alas y Raíces de Conaculta ***Si bien se reconoce una evolución a nivel técnico y estético, algunos consideran que el graffiti necesita cuestionarse a sí mismo y madurar   Que si el graffiti ha caído en la retórica; que si está más vivo que nunca; que si ha llegado la hora de que inicie una evolución conceptual. Estas son algunas de las opiniones expresadas en la segunda y última mesa de discusión del ciclo Graffiti, ¿un nuevo muralismo?, organizado por el Programa Alas y Raíces del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), en coordinación con el Museo del Palacio de Bellas Artes.         La mesa, realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, contó con la participación de Lorena Wolffer, artista visual; Eugenio Echeverría, curador y promotor del Centro Cultural Border; Humo y Mobe, graffiteros del Colectivo Tekpatl; Denisse Mauries, titular de la Unidad Graffiti de la Secretaría de Seguridad Pública; y el ex graffitero Guillermo Heredia “Sr. Niuk”, quienes abordaron el tema La personalidad subversiva del graffiti: ¿característica o pretexto?         El ciclo Graffiti, ¿un nuevo muralismo?, explicó Miriam Martínez, coordinadora Nacional de Desarrollo Cultural Infantil del Conaculta, se llevó a cabo con el propósito de que un grupo de especialistas abrieran una discusión acerca de la concepción del graffiti como expresión artística, su posible relación con el muralismo mexicano y su convivencia con la ciudadanía.         “El objetivo es ampliar el debate y llevarlo más allá de la discusión típica de si el graffiti es o no un delito, si es o no arte, nos parece importante encontrar opiniones que choquen de frente para salir de los lugares comunes”, indicó.         Eugenio Echeverría, curador y promotor del Centro Cultural Border, consideró que si bien el graffiti tiene mucha presencia en nuestra sociedad, tanto en pintas en la calle, medios de comunicación, estrategias de marketing, galerías y museos, falta un debate constructivo y un acercamiento serio desde el punto de vista teórico, artístico y sobre todo sociocultural, haciendo hincapié en este último porque consideró que es la esencia del graffiti.         “El discurso del graffiti es por todos conocido como una cuestión de identidad, pertenencia, enfrentamiento social y movimiento contracultural, pero creo que ha caído en la retórica. El graffiti actualmente parece haber sufrido un proceso muy claro de institucionalización, pero estamos en un punto donde no sabemos si será neutralizado o morirá, o tendrá la capacidad de influir y cuestionar el orden social establecido.         “Yo me atrevería a decir que por las pintas que vemos en las calles y el trabajo que vemos en Internet, que tendemos más al desvanecimiento de ideales y propuestas, que a la producción de múltiples discursos. No obstante, creo que ha habido una evolución a nivel técnico y estético”, expresó.         Para la artista visual Lorena Wolffer, primero habría que discutir cuestionamientos como quién define la frontera entre lo público y lo privado, qué intereses se privilegian, y en verdad si existe el espacio público.         “El graffiti puede subvertir esta frontera entre el espacio público y privado en el momento que ocupa tanto espacios públicos como privados, es decir, hay una especie de transformación de ese orden que tiene mucho que ver con el poder, el ordenamiento urbano y va en contra de la uniformidad de la vida urbana predecible”, señaló.         Guillermo Heredia “Sr. Niuk”, aseguró que el graffiti ha sido domesticado, algo lógico si se considera que todo movimiento artístico tiene un tiempo de vida. “El graffiti lleva 40 años produciéndose y ya agotó sus posibilidades como tal, se volvió críptico y autorreferencial, es demasiado complaciente. Empecemos a tener una actitud crítica, dejemos de chillar cuando ponemos el dedo en la llaga, hay que aceptar y discutir los puntos para una evolución conceptual”.         El ciclo Graffiti, ¿un nuevo muralismo? surgió en el contexto de la muestra “Contra la pared”, organizada por el Museo del Palacio de Bellas Artes y la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, en la que se conjuntó a 15 equipos de graffiteros que reinterpretaron los murales que resguarda el Palacio de Bellas Artes y que actualmente, y hasta el 5 de octubre, se exhiben en los tablones que circundan el recinto. MAC   [gallery]"

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Comunicado Núm. 1325


*** Se llevó a cabo la segunda mesa de debate del ciclo Graffiti, ¿un nuevo muralismo?, organizado por el Programa Alas y Raíces de Conaculta
***Si bien se reconoce una evolución a nivel técnico y estético, algunos consideran que el graffiti necesita cuestionarse a sí mismo y madurar


Que si el graffiti ha caído en la retórica; que si está más vivo que nunca; que si ha llegado la hora de que inicie una evolución conceptual. Estas son algunas de las opiniones expresadas en la segunda y última mesa de discusión del ciclo Graffiti, ¿un nuevo muralismo?, organizado por el Programa Alas y Raíces del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), en coordinación con el Museo del Palacio de Bellas Artes.


        La mesa, realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, contó con la participación de Lorena Wolffer, artista visual; Eugenio Echeverría, curador y promotor del Centro Cultural Border; Humo y Mobe, graffiteros del Colectivo Tekpatl; Denisse Mauries, titular de la Unidad Graffiti de la Secretaría de Seguridad Pública; y el ex graffitero Guillermo Heredia “Sr. Niuk”, quienes abordaron el tema La personalidad subversiva del graffiti: ¿característica o pretexto?


        El ciclo Graffiti, ¿un nuevo muralismo?, explicó Miriam Martínez, coordinadora Nacional de Desarrollo Cultural Infantil del Conaculta, se llevó a cabo con el propósito de que un grupo de especialistas abrieran una discusión acerca de la concepción del graffiti como expresión artística, su posible relación con el muralismo mexicano y su convivencia con la ciudadanía.


        “El objetivo es ampliar el debate y llevarlo más allá de la discusión típica de si el graffiti es o no un delito, si es o no arte, nos parece importante encontrar opiniones que choquen de frente para salir de los lugares comunes”, indicó.


        Eugenio Echeverría, curador y promotor del Centro Cultural Border, consideró que si bien el graffiti tiene mucha presencia en nuestra sociedad, tanto en pintas en la calle, medios de comunicación, estrategias de marketing, galerías y museos, falta un debate constructivo y un acercamiento serio desde el punto de vista teórico, artístico y sobre todo sociocultural, haciendo hincapié en este último porque consideró que es la esencia del graffiti.


        “El discurso del graffiti es por todos conocido como una cuestión de identidad, pertenencia, enfrentamiento social y movimiento contracultural, pero creo que ha caído en la retórica. El graffiti actualmente parece haber sufrido un proceso muy claro de institucionalización, pero estamos en un punto donde no sabemos si será neutralizado o morirá, o tendrá la capacidad de influir y cuestionar el orden social establecido.


        “Yo me atrevería a decir que por las pintas que vemos en las calles y el trabajo que vemos en Internet, que tendemos más al desvanecimiento de ideales y propuestas, que a la producción de múltiples discursos. No obstante, creo que ha habido una evolución a nivel técnico y estético”, expresó.


        Para la artista visual Lorena Wolffer, primero habría que discutir cuestionamientos como quién define la frontera entre lo público y lo privado, qué intereses se privilegian, y en verdad si existe el espacio público.


        “El graffiti puede subvertir esta frontera entre el espacio público y privado en el momento que ocupa tanto espacios públicos como privados, es decir, hay una especie de transformación de ese orden que tiene mucho que ver con el poder, el ordenamiento urbano y va en contra de la uniformidad de la vida urbana predecible”, señaló.


        Guillermo Heredia “Sr. Niuk”, aseguró que el graffiti ha sido domesticado, algo lógico si se considera que todo movimiento artístico tiene un tiempo de vida. “El graffiti lleva 40 años produciéndose y ya agotó sus posibilidades como tal, se volvió críptico y autorreferencial, es demasiado complaciente. Empecemos a tener una actitud crítica, dejemos de chillar cuando ponemos el dedo en la llaga, hay que aceptar y discutir los puntos para una evolución conceptual”.


        El ciclo Graffiti, ¿un nuevo muralismo? surgió en el contexto de la muestra “Contra la pared”, organizada por el Museo del Palacio de Bellas Artes y la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, en la que se conjuntó a 15 equipos de graffiteros que reinterpretaron los murales que resguarda el Palacio de Bellas Artes y que actualmente, y hasta el 5 de octubre, se exhiben en los tablones que circundan el recinto.


MAC
 


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