Sacude Eduardo Gil con su creación la percepción de la realidad
Comunicado No. 1352/2010
02 de septiembre de 2010
***El joven artista venezolano inauguró la muestra Hasta la fecha, en el Museo de Arte Carrillo Gil de INBA-Conaculta
***En el espacio denominado Gabinete Gráfico se exhibe el trabajo que Alejandro Jodorowsky ha desarrollado dentro del mundo del cómic y otras disciplinas
A través de una propuesta muy rica en connotaciones sobre la condición social del hombre contemporáneo, el trabajo, el futuro alienado, la incomunicación, el cuerpo fragmentado y la deshumanización, el artista venezolano Eduardo Gil sacude la percepción de la realidad. Así queda de manifiesto en la exposición Hasta la fecha, que fue inaugurada este miércoles en el Museo de Arte Carrillo Gil del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA-Conaculta).
Se trata de la primera vez que Eduardo Gil, también tenista profesional, exhibe su trabajo artístico en México. Al respecto, Teresa Vicencio Álvarez, directora general del INBA, dijo al inaugurar la muestra que el diálogo y la interacción que el artista sostiene con el Museo de Arte Carrillo Gil no sólo es de la mayor pertinencia por esa razón, “sino también por tratarse de una reflexión profunda sobre nuestros tiempos y sobre la realidad Latinoamericana que, sobra decirlo, nos concierne muy de cerca”.
El trabajo que Eduardo Gil presenta en México es una pieza en tres partes, creada ex profeso para las instalaciones del Carrillo Gil. Este artista ha investigado, desde sus inicios, las condiciones laborales y la dignidad del individuo en la sociedad actual. Residente en Estados Unidos desde hace más de 15 años, tuvo la oportunidad de experimentar y comprender cuáles son las oportunidades laborales de los inmigrantes latinoamericanos que tratan de ganarse la vida ofreciendo su mano de obra barata. La pieza que realiza para el museo no se focaliza en el problema migratorio en sí, sino en las condiciones de vida y trabajo que sufren estos habitantes, tanto en su país de origen como en el éxodo.
Al hablar de su método de trabajo, Eduardo Gil hizo una comparación de su actividad profesional deportiva con el arte. “Lo que he aprendido del tenis es tratar de desmantelar y entender la estructura de algo para llevarlo hacia el arte. Fue un proceso inconsciente y pasaron años para darme cuenta de que mi trabajo tenía un espacio entre dos extremos donde había un mensaje que rebotaba y al hacerlo creaba contradicciones. Los mismo pasa en el tenis, la pelota es un mensaje que va de un lado a otro”.
Ruth Estévez, curadora de la muestra, explicó que en el proyecto de Eduardo Gil, el cuerpo fragmentado y reconstituido con la máquina se presenta como el resultado de una práctica productiva llevada al extremo, una consecuencia lógica de la estructura social capitalista. En este nuevo mundo que plantea Gil, el efecto Pigmalión, aquel que se nutre de las expectativas ajenas, nace de una desconfianza sistemática. Una carencia que se ha acrecentado con el paso del tiempo, siguiendo una irreverente génesis darwiniana. Las expectativas hacia el “otro” se han reducido al cumplimiento de un servicio, como si de un programa operativo se tratase.
“Lo que en un momento fue un cuerpo íntegro, se ha reducido a la mínima expresión; un mamotreto rodante que se desliza por el pavimento cual aspiradora. La cabeza es lo único que sigue intacto, consciente de su insalvable necesidad de existencia. Este robot futurista ha aprendido a hacer algo indigno, repugnante pero que, al mismo tiempo, proporciona una función operativa: abrillantar los pisos de la institución, cualquiera que ésta sea. Esta lengua salivosa se desliza como un felpudo, cola transgénica de un intelecto vacío. En este enlace simbiótico, las facultades de la máquina habrían sobrepasado las del humano, heredándole por defecto un incansable sentido de la limpieza y un sistema de estímulo respuesta con la misma estructura de un software”.
En el mismo escenario donde transitan las cabezas, varios monitores muestran una serie de personas con problemas de sordera, tratando de traducir, no sin esfuerzo, a un grupo de trabajadores mexicanos entrevistados por el artista. Como si fuera un espejo, ambos bandos están reproducidos en pantallas enfrentadas, dejando al espectador en medio, testigo invisible del supuesto diálogo.
La mayoría de los entrevistados desempeñan sus actividades en la calle, bien como empleados o con un negocio autónomo. Durante la entrevista, el artista les hace un test genérico: pregunta sobre su infancia, cuándo empezaron a trabajar, cómo han desempeñado su profesión y, para finalizar, cuáles son las expectativas laborales que tienen.
“Hasta la fecha se convierte en una sentencia que señala la resignación, pero también funciona como una frase heroica: El haber encontrado los caminos para subsistir a pesar de las penurias que bloquean el presente”, señala la curadora.
Jodorowsky en el Gabinete Gráfico
En el espacio denominado como Gabinete Gráfico, la obra artística de Alejandro Jodorowsky se despliega en diversas formas, desde el teatro hasta sus producciones cinematográficas, pasando por el cómic y la literatura fantástica.
La pequeña muestra se centra en el trabajo que Jodorowsky ha desarrollado dentro del mundo del cómic, y que tiene sus orígenes en México. Actualmente Alejandro es una figura destacada en esta disciplina y sus guiones son una garantía para las editoriales especializadas.
En esta muestra el público encontrará algunas de las publicaciones más representativas de este artista y que nunca antes se han exhibido de manera conjunta, por ejemplo el cómic Aníbal 5 realizado en México, en colaboración con el dibujante Manuel Moro, y del que sólo se editaron seis números; como dato curioso, la imagen del personaje principal se basó en la figura del actor Jorge Rivero, quien aparece en las portadas de dicha publicación.
Las Fábulas pánicas, editadas semanalmente en las páginas del periódico El Heraldo de México, son su único intento como dibujante, y dejan ver con claridad el interés y estudio que este artista ha dedicado a las historias iniciáticas y las fábulas místicas. Sobre este trabajo se exhibe una página original firmada por Alejandro, así como algunas de las fábulas editadas en El Heraldo de México.
El teatro y el cine son otros elementos indispensables del universo jodorowskiano, y el público tiene la oportunidad de conocer el registro filmado de uno de sus más célebres perfomances: Melodrama sacramental, realizado en París en 1965. Continuando con las artes escénicas en 1970, realizó un controvertido montaje titulado Zaratustra, célebre por los desnudos de los actores (Isela Vega, Héctor Bonilla, Jorge Luke y Carlos Ancira, entre otros) y que coincidió con la formación de un grupo musical liderado por Jodorowsky: Las Damas Chinas, quienes realizaron la música de la obra y grabaron un disco, pieza que también está en exhibición.
De su filmografía se exhiben fragmentos de sus películas más representativas y documentos varios en torno a estos filmes como fotografías, lobby cards, guiones y rarezas como la revista El Círculo Guadalupano, que en 1972 editó un número dedicado a analizar la película La Montaña Sagrada y demostrar que, durante su filmación, se cometió sacrilegio en la Villa de Guadalupe.