La ternura de Fanny Rabel también era revolucionaria: Alberto Híjar

  • Artes escénicas
Información: MAC
Comunicado No. 1930/2009
19 de noviembre de 2009

*** El investigador en Artes Plásticas ofreció la charla Fanny Rabel y las Mujeres del Salón de la Plástica Mexicana. Una visión retrospectiva, en el contexto de los 60 años de dicha institución

*** La Biblioteca de México “José Vasconcelos” abrió las muestras Fanny Rabel y Mujeres del Salón de la Plástica Mexicana


La ternura que reflejan las obras de Fanny Rabel, asegura el investigador Alberto Híjar, también era revolucionaria. Así se expresó durante la charla titulada Fanny Rabel y las Mujeres del Salón de la Plástica Mexicana. Una visión retrospectiva, en el contexto de los 60 años del SPM.


         Con este preámbulo, fueron inauguradas las exposiciones Fanny Rabel y Mujeres del Salón de la Plástica Mexicana, que marcan el inicio del programa de celebraciones con motivo de 60 años de trabajo ininterrumpido, al tiempo que ofrecen una visión retrospectiva por seis décadas de producción, a través de la obra de las creadoras, quienes son parte fundamental de la historia del Salón de la Plástica Mexicana.


         Híjar contó que Fanny le decía a Leopoldo Méndez que ella no podía hacer obras combativas, con puños cerrados, caras fieras y fusiles, por lo que quería salir del Taller de la Gráfica Popular. A eso, Leopoldo Méndez, quien fue una influencia muy importante en su vida, la convenció de que no sólo la furia y la pasión contra el enemigo histórico forman la conciencia de lo que significa la guerra, sino que también la ternura.


         “Fanny probó exposición a exposición que los taxidermistas que clasifican y creen que eso es la crítica de arte se equivocaban al decir: ay!, los niños y las niñas de Fanny son tan dulces y tan tiernos, porque Fanny probaba que nadie como ella para retratar niños, pero su obra siempre fue mucho más allá, no fue sólo el registro de unas facciones o de una corporeidad, los niños de Fanny siempre están llenos de referencias”, refirió Híjar.


         Además, precisó que Fanny Rabel encontró en México una posibilidad de formación estética cultural mucho más amplia que la que se puede reducirse al oficio, la técnica y la disciplina artística. “Hay artistas que no leen el periódico para no influir su creatividad sublime con la cantidad de porquerías que están sucediendo en le mundo, pero Fanny no era de esas. Su paso por el Saló de la Plástica Mexicana fue fundamental, aportó importantes propuestas”.


         En la inauguración de las exposiciones In Memoriam, Fanny Rabel (1992-2008) y Mujeres del Salón de la Plástica Mexicana, que alberga la Biblioteca de México “José Vasconcelos”, participaron Fernando Álvarez del Castillo, director general de Bibliotecas del Conaculta; Teresa Vicencio, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA); Cecilia Santacruz, coordinadora del SPM, así como los pintores Rina Lazo, Arturo García Bustos y Nicolás Moreno, fundadores del Salón.


         Teresa Vicencio recordó que el 16 de noviembre de 1949, hace exactamente 60 años, dio inicio el Salón de la Plástica Mexicana, un gran esfuerzo artístico y cultural que se ha mantenido ininterrumpidamente y que ha identificado a cientos de pintores, escultores, grabadores, ceramistas, dibujantes y fotógrafos, muchos de ellos considerados entre los más sobresalientes en el siglo XX.


         “Pensando en sus inicios como Galería de Ventas Libres del Departamento de Artes Plásticas del INBA, el Salón pronto se consolidó como un foro de exhibición y discusión de las más importantes propuestas artísticas nacionales en el contexto del acontecer político y social del país.


         “Es así que todos los temas, todas las técnicas y corrientes han tenido cabida en sus exposiciones, y éste fue el primer lugar en abrir un espacio a la fotografía como arte visual, lo que sin duda representó un impulso sustancial para el formidable desarrollo que de entonces a nuestros días ha observado la fotografía mexicana”, señaló.


         En la exposición Mujeres del Salón de la Plástica Mexicana, se presentan 56 obras de 44 creadoras, entre las que destacan las de algunas fundadoras como: Fanny Rabel, 1922-2008; Celia Calderón, 1921-1969 y Mariana Yampolsky, 1925-2002, además de artistas representativas del quehacer nacional entre ellas Tosia Malamud, 1923-2008 y Elizabeth Catlett, 1919.


         Destacan también las obras de Áurea Aguilar, Lourdes Alaniz, Deyanira África Melo, Rosa Ma. Alfonseca, Silvia Barbescu, Helen Bickham, Susana Campos, Guillermina Dulche, Laura Elenes, Maria García y Olivia Guzmán, entre otras, que también integran la muestra.


         Por otra parte el Salón de la Plástica Mexicana ofrece un panorama del quehacer artístico, a través de la obra de Fanny Rabel, quien forma parte del selecto grupo de fundadores del Salón, al lado de figuras como Diego Rivera y Frida Kahlo, de quienes fue discípula.


         Fanny Rabel nació  en Polonia el 27 agosto de 1922. Llegó a París en 1929, donde hizo sus primeros estudios. En 1938 ella y su familia se trasladaron a México, paçis en el que ingresó a la escuela nocturna para trabajadores, en la cual se impartían cursos de dibujo y grabado. Tras el establecimiento de la escuela de pintura y escultura (La Esmeralda) en 1942, decide fortalecer su vocación y toma cursos con José Chávez Morado, Feliciano Peña y Frida Kahlo.


         Su obra refleja el gusto que tenía por representar a los niños, la pintura rebelión de los peatones de 1987 expresa una preocupación sobre la centralización de la ciudad y el exceso de vehículos. En un gran número de cuadros se puede percibir la sensibilidad de la artista por mostrar las diferencias sociales; por ello, la población indígena ocupa parte de su obra.


         La exposición está  conformada por 19 obras de diferentes periodos: el retrato que le pintó  a Frida Kahlo en 1943; la bendición, 1942;  niña de las varas, chihuahua,  1945;  el petate mágico, 1949; el torbellino social, 1971.


         Así también, de la serie  Constructivitis incomunicacional 1978 destacan Los peatones van al cielo, 1978; Rebelión de los peatones, 1987; Industria en progreso, Serie Réquiem por la ciudad, 1978, y Constructivitis incomunicativa, 1978. 


         Durante seis décadas el papel del arte en nuestro país ha tomado diferentes caminos, se han incorporado nuevos instrumentos en el proceso productivo, que abre posibilidades de expresión e incorporan elementos que enriquecen la propuesta visual y conceptual. Como un importante foro de apertura y a 60 años de trabajo ininterrumpido, el Salón actualmente conformado por más de 250 miembros, mantiene una postura abierta a las manifestaciones del arte actual de nuestro país.