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En el marco de la visita de Estado de Michelle Bachelet

Somos los extremos en América Latina, México en el norte y Chile en el sur, pero hemos estado bastantes cercanos

13 de agosto de 2015

  • Sonia Daza recordó que la Casa de Chile se constituyó en asociación civil en 1978 y cerró sus puertas en julio de 1993

Chile y México tienen una estrecha relación histórica que nace prácticamente con la Independencia de ambos países. Con la actual visita a México de la presidenta Michelle Bachelet se celebran 25 años del restablecimiento de las relaciones bilaterales entre estas dos naciones, tras su rompimiento por el golpe de Estado al gobierno de Salvador Allende.

México, a raíz del golpe militar ocurrido el 11 de septiembre de 1973 y la consiguiente instauración de la dictadura chilena (1973-1990), fue uno de los países latinoamericanos que dio acogida a un grupo específico de chilenos y sus familias, fundándose en la Ciudad de México, en 1973, la Casa de Chile en México, la cual en 1978 se constituyó en asociación civil y cerró sus puertas en julio de 1993.

La Casa de Chile en México, AC, fue un espacio de reunión de los chilenos, allí se contactaron amistades y compañeros de militancia. A través de ella se administró el dinero del gobierno mexicano y otros recursos financieros que llegaron de la solidaridad internacional, con lo cual se desarrollaron actividades de difusión de la causa chilena en el exterior, se administró la solidaridad, además de realizar veladas culturales, sirvió de medio de comunicación e intercambio y proporcionó su infraestructura para acciones de solidaridad con otros exilios.

La última encargada de la Casa de Chile en México, Sonia Daza Sepúlveda, recordó en entrevista con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) que este lugar localizado primeramente en Avenida Universidad 1134 y luego en la calle Mercaderes 52, en San José Insurgentes (actual sede administrativa del Festival Internacional Cervantino), fue una casa de refugio de chilenos que salieron incluso de campos de concentración, encontrando en él un pedacito y calor de su patria.

“Fue una casa de refugio, un lugar de divulgación de los crímenes de la dictadura, de denuncias, pero también una ventana a la cultura chilena porque tuvimos muchas actividades de difusión cultural, hacíamos ciclo de literatura chilena, de cine, se daban clases de bailes folclóricos y había grupos de gente que generaba música popular”, destacó la bachiller en Letras de la Universidad de Chile.

Recordó que en materia cultural la Casa de Chile en México editó, publicó e imprimió 52 libros y cincuenta y tantos cuadernos. “Teníamos una revista mensual que se llamaba Democracia ahora, hacíamos un informativo quincenal para el cual recibíamos noticias de diferentes fuentes; en ese lugar hubo un fervor de actividades”, resaltó Sonia Daza.

En su opinión, la Casa de Chile también fue una casa de la hermandad latinoamericana, ya que en varias ocasiones compartieron el lugar con otros países y sus causas. “Otras naciones se encontraron en situaciones difíciles, juntamos medicinas para los sandinistas de Nicaragua; les prestamos un pedazo de la casa  a los panameños luego del bombardeo de Estados Unidos y también fuimos refugio para los damnificados del terremoto de 1985”, apuntó.

En la charla, Daza Sepúlveda comentó que los vínculos entre Chile y México se remontan a antes de 1973 y al restablecimiento de relaciones diplomáticas. “Hubo acciones de solidaridad, como el de los mineros del norte de Chile que mandaron dinero para ayudar a Juárez; José Vasconcelos llamó a Gabriela Mistral, quien colaboró en el desarrollo de la educación en México. “Hay mucho entrelazamiento en diversas épocas y desde hace mucho tiempo entre México y Chile.

“Somos los extremos en América Latina, México en el norte y Chile en el sur, pero a través de la historia hemos estado bastantes cercanos, en muchos aspectos, tanto en la solidaridad como en el aspecto cultural”, aseveró.

La promotora cultural, quien laboró en la Casa de Chile en México por 11 años, dijo que al realizarse la transición democrática en Chile (1990) con el traspaso del poder político desde las fuerzas armadas y de orden bajo el mandato de Augusto Pinochet hacia el presidente Patricio Aylwin; por lo que con el advenimiento de la nueva situación política muchos chilenos regresaron a su nación, por lo que la institución tuvo que asumir su nueva realidad.

“Fue por el rompimiento de las relaciones de México y Chile, a raíz del golpe de Estado que la Casa de Chile asumió funciones diversas, hizo un poco de consulado, teníamos una persona que ayudaba a regularizar los papeles ante Gobernación y también hacíamos difusión cultural, acciones que podría hacer la Embajada de Chile en México, dejó de tener sentido la existencia de la Casa de Chile, por lo que cerraría en 1993”, puntualizó Sonia Daza.

La Casa de Chile en México se creó por iniciativa de Pedro Vuskovic Bravo, y desde sus inicios quedó establecido, por el gobierno mexicano, que los extranjeros no podrían inmiscuirse en asuntos políticos del país, por ello las autoridades del recinto y los dirigentes políticos en el exilio cuidaron de no participar de ninguna forma en asuntos de política mexicana.

Aunque la Casa de Chile en México estuvo dirigida por chilenos, era un organismo mexicano (empresa paraestatal), toda vez que el Estado mexicano pagaba la totalidad de su financiamiento; tenía un patronato que vigilaba el desarrollo de sus actividades, y financiera y administrativamente dependía de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de México, coordinada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Conaculta).

DAF

México,Distrito Federal