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El libro en papel como objeto sigue teniendo una materialidad irremplazable: Jorge Méndez Blake

09 de septiembre de 2013

•    El artista participa con una instalación y dos murales conceptuales, cuyo eje es la conexión con la literatura, en la 13 Bienal de Estambul que se realizará del 15 de septiembre al 10 de noviembre

Una instalación y dos murales conceptuales, cuyo eje es la conexión con la literatura, son las obras con las que el artista Jorge Méndez Blake participará en la 13 Bienal de Estambul, que se llevará a cabo del 15 de septiembre al 10 de noviembre próximo, en Turquía, por lo que en esta ocasión propone como eje curatorial abordar el significado del dominio público como un foro político.

Con base en este eje, se ha invitado a artistas de todo el mundo para que a través de sus obras instaladas en diversos espacios de la ciudad generen cuestionamientos en torno a formas contemporáneas de democracia, desafíen modelos actuales de políticas espacio-económicas, reflexionen sobre los conceptos de civilización y barbarie y destaquen el papel del arte en este contexto.

Jorge Méndez Blake representará a México en este abanico de propuestas conceptuales, en los que utilizará edificios públicos temporalmente desocupados del área de Estambul, Turquía, incluyendo juzgados, escuelas, instalaciones militares, oficinas postales, estaciones de tren, antiguos sitios industriales, como depósitos y astilleros, además de espacios controversiales como la plaza Taksim y parque Gezi.

—¿En qué consisten las piezas que va a presentar y donde estarán instaladas?

—Tengo dos instalaciones, dos grupos de obras: uno es una pieza que ya existía llamada El castillo; es un muro de ladrillos que va sobre un libro de Kafka. En otra sede tengo un conjunto de obras, básicamente un par de murales que llevan encima una serie de dibujos, relacionados con la poesía. El castillo estará instalado en Antrepo, una zona que está al lado del Museo de Arte Moderno de Estambul, son unas bodegas donde ya han hecho antes otras cosas referentes al arte industrial; es como un galerón gigante que funciona muy bien para instalaciones. Por otra parte, los murales van a estar en un lugar que se llama Artes, un edificio de unos cinco pisos, parte del circuito de la bienal; estoy muy contento porque me proporcionaron un muro bastante grande.

—¿Qué fue lo que lo inspiró a realizar El castillo, qué trata de expresar a través de ella?

—Es un muro de ladrillo del mismo lugar donde se instala, en este caso de Estambul; es un muro muy largo y justo a la mitad, la estructura pasa por encima del libro de Kafka, creando una deformación, como una ondulación por encima del volumen. Es una obra que tiene relación con el libro como protagonista, con ese lado kafkiano. Me inspiraron la materialidad de esta escultura que en apariencia es muy sólida pero es en realidad frágil, es un muro que si lo tocas se cae, no se sostiene de nada, así como la relación con un elemento pequeño, un libro, que causa una deformación en todo el elemento. Es como esta lucha entre el individuo y el sistema… o lo que va más allá de sus dimensiones personales.

—Son conceptos muy kafkianos

—Exactamente, y por ello escogí el libro de El castillo, pues me gusta mucho la relación con Kafka y la historia en la que llega un individuo a un pueblo donde hay una fortaleza, para que realice unos trabajos y durante toda la novela nunca puede tener acceso al castillo, siempre se topa con la burocracia, el sistema rodeado de este misterio, porque nunca sabes quién es esa persona que está detrás de todo, la que impide el acceso. Es una combinación de todo eso.

—Las piezas que presenta se relacionan con la literatura de una manera muy cercana, ¿es una constante en su trabajo?

—Sí, es una de las constantes o de las líneas principales, la relación de la arquitectura con la literatura a través del arte. Yo vengo de un background de arquitectura, nunca estudié arte, siempre tuve una pasión por la literatura y eso lo uso como punto de partida. Es interesante la manera en que distintas disciplinas se empiezan a contaminar entre ellas. Ya uno no puede hablar de disciplinas puras separadas, porque dentro de las artes y humanidades hay mezclas de unas con otras que hacen crecer la manera en que se entiende la disciplina.

—En cuanto a los murales, ¿cómo están integrados?

—Los dibujos son de facsímiles, de páginas de libros que de alguna manera han sido intervenidas. Cada uno de estos dibujos es también una hoja de un poema diferente. Los murales son como una página de libro hecha grande, de un metro por 1.50, con el número de hoja, el título del libro arriba, tal cual, y todos con alguna intervención, por ejemplo, todas las letras son muy tenues y resalta una frase en color rojo.

—¿La temáticas de los poemas guardan una relación entre sí?

—Absolutamente. Son dos temáticas principalmente, una es la casa del poeta, dos de los dibujos hablan de “the house the poet built”, los otros dos se relacionan con la otra obra, el muro y hablan de paredes, paredes mentales, de visión, etcétera. Estos dibujos van sobre dos murales muy grandes monocromáticos, uno rojo y otro café, que trabajan con la forma de la poesía. Es un rectángulo del tamaño del muro que al final tiene una especie de silueta de las líneas de un poema, me interesa la manera en que la literatura puede crear formas.

—A partir de este homenaje al libro impreso en papel, ¿qué opina de los que pregonan la muerte del libro tradicional por la llegada del electrónico?

—Es una discusión interesante. El libro no va a desaparecer, está transformándose; ya no se puede hablar del libro en la manera tradicional, conservadora, sino que ahora va mucho más allá que el objeto de papel. Con el libro electrónico y la manera como se distribuye la literatura es distinta. A mi gusto, el libro como objeto sigue teniendo una materialidad y una carga histórica que es difícil que podamos suplir con otra cosa.

—Entonces, ¿usted se considera más de la generación de los libros tradicionales que de los digitales?

—Soy transición, me tocó hacer todo a mano, cuando era más joven no había ni computadoras, recién empezamos a hacer cosas en Word, por suerte, en ese sentido valoras aún las herramientas tradicionales y les encuentras sentido, algo que tal vez las generaciones más nuevas no ven y consideran absurdo tener libros ocupando espacio y llenándose de polvo.  Aun así, me considero dentro de los que les gusta el libro en papel, de los que disfrutan con su diseño, el olor del papel, etcétera.

—¿Cómo vislumbra los movimientos de performance, de instalación en Europa en comparación con México, encuentra diferencias notables?

—Ninguna diferencia, el nivel del arte mexicano está en muy buen momento, es difícil hablar de una generación de arte mexicano, pues ahora los medios son muy variados, las técnicas no se terminan, hay siempre intereses particulares de los artistas y se pueden hablar de distintos acercamientos, el entorno es diferente, pero más allá de esas diferencias, hay muy buen nivel en México.

—¿Qué otros proyectos tiene en puerta?

—Por lo pronto seguir presentando mi trabajo. El 28 de agosto se inauguró una exposición en Miami, Florida, Estados Unidos, donde hice una especie de pabellón de lectura. El 5 de septiembre, en Medellín, Colombia, se inauguró el Salón de Artistas, en donde participo con una pieza y en noviembre tengo también una colectiva en Guadalajara.

HBL

México,Distrito Federal