Los tenangos son los códices del presente entre los otomíes de esa región hidalguense
" Comunicado Núm. 968 ***Se presentó el libro que recopila la investigación sobre el arte textil Para la investigadora Carmen Lorenzo los tenangos, piezas de arte textil que identifican la región otomí de Tenango de Doria, en Hidalgo, se han convertido en los códices del presente. En ellos, la comunidad deja el testimonio de su vida cotidiana, en la que refleja sus ritos y ceremonias, el campo, los juegos, las casas y la región, entre otras cosas. Al participar en la presentación del libro Los tenangos: mitos y ritos bordados. Arte textil hidalguense, en la que también tomaron parte la autora de la investigación Elena Vázquez y Ana Ma. Gómez, coordinadora del Programa Nacional de Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares de Conaculta, la historiadora del arte señaló que los diseños, colores y formas de estas obras artesanales han cambiado: “antes empleaban dos colores, se dibujaban y bordaban sólo animales y plantas; hoy, los colores son diversos y la temática es más rica, se narran las historias y la cotidianeidad de los pueblos”. Ante un nutrido público que se congregó en el Patio de las Jacarandas del Museo Nacional de Culturas Populares, Carmen Lorenzo refirió que el libro de Elena Vázquez, editado por Conaculta, pone de relieve la importancia de preservar la memoria histórica, pues muestra desde el origen hasta las más recientes transformaciones que han tenido los tenangos, cómo llegaron a nosotros y cómo se han convertido en lazo de unión entre el pasado y el presente. En su opinión, el trabajo de Elena Vázquez es valioso por tratar de rescatar la memoria histórica, de no olvidar los orígenes, de reconocer los cambios y por qué sucedieron. Y coincidió con la autora, cuando afirma que “en los tenangos permea la cosmovisión indígena que todavía forma parte de su vida cotidiana, a pesar de las transformaciones que ha sufrido la comunidad, en lo cultural y en lo ideológico. “Elena nos habla de las tradiciones perdidas y de una cosmovisión ancestral olvidada. Es aquí donde debemos rescatar el pensamiento y la cultura indígena, así como las formas de elaborar estas piezas”, comentó Lorenzo. Agregó que los tenangos, en el fondo, aún reflejan antiguas tradiciones, las formas de concebir al mundo natural y sobrenatural, lo real y lo mítico, el pasado y el presente. Afirmó que las comunidades de San Nicolás y San Pablo el Grande no han perdido su visión del mundo y de su entorno. “Continúan vivas sus ideas, sentimientos y preocupaciones, que plasman en los dibujos y los bordados. En el dibujo se muestra y se perpetúa la historia de su pueblo”, concluyó. Por su parte, la antropóloga social Elena Vázquez, autora del libro y responsable del área de investigación del Programa Nacional de Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares (DGCP) reveló que esta investigación de tres años se basa en el origen del bordado que hacían en el poblado de Tenango de Doria, mantas bordadas popularmente llamadas metritos o cuartitos y que se han vuelto verdaderas estampas de los pueblos que los dibujan y los bordan. Apuntó que realizaron un recorrido por los pueblos de a invitación de las propias bordadoras. “Al principio la gente decía que no había historia, que no había nada que contar, que no recordaban nada; poco tiempo después, todo se hizo más accesible. Apenas logramos provocar la memoria con los primeros, se destapó maravillosamente la de los demás y eso nos facilitó el trabajo". Así, supo que allá por 1960 una sequía azotó la Sierra Oriental, lo que originó una grave crisis económica entre las comunidades otomíes de dicha región, quienes dependían de sus cosechas. Esa situación llevó a los habitantes de San Nicolás y San Pablo el Grande, pertenecientes al municipio de Tenango de Doria, a buscar nuevas alternativas de trabajo, a partir de lo que sabían hacer: los textiles. Inicialmente, dijo, pensaron poner a la venta las blusas que las mujeres del lugar usaban; sin embargo, éstas eran muy mal pagadas y laboriosas, por lo que decidieron realizar bordados más sencillos que les llevara menos hilo y tiempo para bordarlas y fue así que diseñaron nuevas piezas con bordados más sencillos. Elena Vázquez explicó que parte del atractivo de los tenangos son las figuras representadas comúnmente como: pájaros, armadillos, flores, gallos, animales fantásticos y hasta seres humanos que representan asuntos cotidianos. "La experiencia de haber logrado con los artesanos mover y recordar la historia negada por ellos mismos, justo por un cambio religioso y ver que lo que ellos decían de primera instancia perdido y no es así Y posteriormente, después de ver la etapa de negación, ver con qué gusto recuerdan hasta con nostalgia su historia, me provoca una gran satisfacción", comentó, Para concluir, la antropóloga social aseguró que la idea de este libro fue la de evitar que fuera académico, aunque sí serio, pero sin la rigurosidad que le imprime la academia, para que fuera accesible. AMS [gallery]"
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Comunicado Núm. 968
***Se presentó el libro que recopila la investigación sobre el arte textil
Para la investigadora Carmen Lorenzo los tenangos, piezas de arte textil que identifican la región otomí de Tenango de Doria, en Hidalgo, se han convertido en los códices del presente. En ellos, la comunidad deja el testimonio de su vida cotidiana, en la que refleja sus ritos y ceremonias, el campo, los juegos, las casas y la región, entre otras cosas.
Al participar en la presentación del libro Los tenangos: mitos y ritos bordados. Arte textil hidalguense, en la que también tomaron parte la autora de la investigación Elena Vázquez y Ana Ma. Gómez, coordinadora del Programa Nacional de Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares de Conaculta, la historiadora del arte señaló que los diseños, colores y formas de estas obras artesanales han cambiado: “antes empleaban dos colores, se dibujaban y bordaban sólo animales y plantas; hoy, los colores son diversos y la temática es más rica, se narran las historias y la cotidianeidad de los pueblos”.
Ante un nutrido público que se congregó en el Patio de las Jacarandas del Museo Nacional de Culturas Populares, Carmen Lorenzo refirió que el libro de Elena Vázquez, editado por Conaculta, pone de relieve la importancia de preservar la memoria histórica, pues muestra desde el origen hasta las más recientes transformaciones que han tenido los tenangos, cómo llegaron a nosotros y cómo se han convertido en lazo de unión entre el pasado y el presente.
En su opinión, el trabajo de Elena Vázquez es valioso por tratar de rescatar la memoria histórica, de no olvidar los orígenes, de reconocer los cambios y por qué sucedieron. Y coincidió con la autora, cuando afirma que “en los tenangos permea la cosmovisión indígena que todavía forma parte de su vida cotidiana, a pesar de las transformaciones que ha sufrido la comunidad, en lo cultural y en lo ideológico.
“Elena nos habla de las tradiciones perdidas y de una cosmovisión ancestral olvidada. Es aquí donde debemos rescatar el pensamiento y la cultura indígena, así como las formas de elaborar estas piezas”, comentó Lorenzo.
Agregó que los tenangos, en el fondo, aún reflejan antiguas tradiciones, las formas de concebir al mundo natural y sobrenatural, lo real y lo mítico, el pasado y el presente. Afirmó que las comunidades de San Nicolás y San Pablo el Grande no han perdido su visión del mundo y de su entorno.
“Continúan vivas sus ideas, sentimientos y preocupaciones, que plasman en los dibujos y los bordados. En el dibujo se muestra y se perpetúa la historia de su pueblo”, concluyó.
Por su parte, la antropóloga social Elena Vázquez, autora del libro y responsable del área de investigación del Programa Nacional de Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares (DGCP) reveló que esta investigación de tres años se basa en el origen del bordado que hacían en el poblado de Tenango de Doria, mantas bordadas popularmente llamadas metritos o cuartitos y que se han vuelto verdaderas estampas de los pueblos que los dibujan y los bordan.
Apuntó que realizaron un recorrido por los pueblos de a invitación de las propias bordadoras. “Al principio la gente decía que no había historia, que no había nada que contar, que no recordaban nada; poco tiempo después, todo se hizo más accesible. Apenas logramos provocar la memoria con los primeros, se destapó maravillosamente la de los demás y eso nos facilitó el trabajo".
Así, supo que allá por 1960 una sequía azotó la Sierra Oriental, lo que originó una grave crisis económica entre las comunidades otomíes de dicha región, quienes dependían de sus cosechas. Esa situación llevó a los habitantes de San Nicolás y San Pablo el Grande, pertenecientes al municipio de Tenango de Doria, a buscar nuevas alternativas de trabajo, a partir de lo que sabían hacer: los textiles.
Inicialmente, dijo, pensaron poner a la venta las blusas que las mujeres del lugar usaban; sin embargo, éstas eran muy mal pagadas y laboriosas, por lo que decidieron realizar bordados más sencillos que les llevara menos hilo y tiempo para bordarlas y fue así que diseñaron nuevas piezas con bordados más sencillos.
Elena Vázquez explicó que parte del atractivo de los tenangos son las figuras representadas comúnmente como: pájaros, armadillos, flores, gallos, animales fantásticos y hasta seres humanos que representan asuntos cotidianos.
"La experiencia de haber logrado con los artesanos mover y recordar la historia negada por ellos mismos, justo por un cambio religioso y ver que lo que ellos decían de primera instancia perdido y no es así Y posteriormente, después de ver la etapa de negación, ver con qué gusto recuerdan hasta con nostalgia su historia, me provoca una gran satisfacción", comentó,
Para concluir, la antropóloga social aseguró que la idea de este libro fue la de evitar que fuera académico, aunque sí serio, pero sin la rigurosidad que le imprime la academia, para que fuera accesible.
AMS
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