Con el objeto de remediar la angustiosa situación económica que sufren las clases más menesterosas de la capital del país, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, dispone que se abastezca a la brevedad los expendios controlados por el gobierno, los municipios, así como los mercados públicos, con productos de primera necesidad para ser vendidos a precios bajos. A la capital llegan, con carácter de urgente, carros de ferrocarril con granos de maíz, trigo y frijol, además de verduras y carne de los poblados aledaños. La prensa señala que con la venta directa de estos artículos de primera necesidad, el gobierno de Carranza evitará el acaparamiento criminal hecho por comerciantes sin escrúpulos que lucra con el hambre del pueblo.

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